El PP teme que el deterioro se prolongue

nuria vega MADRID / COLPISA

ESPAÑA

SUSANA VERA | Reuters

Los populares asumen que un recambio en la presidencia del partido depende solo de Rajoy

27 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las crónicas de esta semana dejarán constancia en las hemerotecas de cómo Mariano Rajoy pasó en 24 horas de apuntalar la legislatura a tener amenazada su continuidad. Mayo no se le estaba dando del todo mal al presidente, dadas las circunstancias. A principios de mes, el barómetro del CIS no confirmó el sorpasso de Ciudadanos en el centroderecha; diez días más tarde, el PP, extenuado por el conflicto de Cristina Cifuentes, logró al menos retener el Ejecutivo de la Comunidad de Madrid; y, el miércoles, el PNV brindó su apoyo a los conservadores para salvar los Presupuestos del 2018.

Pero un día después el iceberg de Gürtel sorprendió otra vez a los populares sin vaticinar la crisis política ahora desatada. No es que el partido desconociera la inminencia del fallo judicial. Es que la sentencia, con sus hechos probados, incluida la existencia de la caja B y la falta de credibilidad concedida al testimonio de Rajoy en el juicio, resultó «más dura» de lo que los conservadores esperaban. «Y lo peor es que hasta las elecciones municipales aún tendremos que acusar nuevos golpes», lamenta un dirigente territorial del PP.

Dirigentes del PP coinciden en que tras casos como la Gürtel es necesaria una refundación En los distintos niveles del partido están hartos de repetir el diagnóstico. La convención de Sevilla en abril fue el paradigma de lo que le ocurre al PP: que los escándalos lejanos o recientes siguen lastrando al partido. El cónclave se diseñó para impulsar al presidente y poner la organización en modo electoral, pero la resistencia de Cifuentes a dar un paso atrás por las irregularidades en su máster frustró los planes. Un antiguo veterano de la formación advirtió entonces de los síntomas de «hundimiento» en el partido.

Las trabas de la renovación

Si Ciudadanos superara al PP en las urnas -por ejemplo, en las elecciones municipales y autonómicas del 2019-, la teoría de la caída del imperio se confirmaría. Y fuentes territoriales temen que la solución para no llegar a ese extremo no sea viable. La resignación no es exactamente igual que tirar la toalla, tiene más que ver con mantener la paciencia ante las adversidades. Y en eso los conservadores son expertos. Muchos cargos del PP hablan de la necesidad acuciante de renovación en el liderazgo del partido. Solo un recambio para Rajoy, con un proyecto nuevo, podría romper con el pasado y soltar el lastre de la corrupción. Porque fuentes populares reconocen que, si casos como Gürtel siguen arrollándolos, es porque su presidente procede del tiempo en el que la trama se instaló en Génova. «Haría falta una refundación», coinciden.

Desde el congreso del 2008, los populares apenas han renovado la cúpula del partido Desde el congreso del 2008, apenas se han registrado intentos de remozar la cúpula. Fue entonces cuando Rajoy rompió amarras con la era de José María Aznar y cuando Ángel Acebes y Eduardo Zaplana fueron relevados por María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. Pero después, solo en el 2015 el jefe del Ejecutivo demostró haber entendido que algún cambio tenía que introducir si no quería ser el primer presidente del Gobierno en no repetir mandato. Ese año la hornada de Fernando Martínez-Maíllo, Pablo Casado, Javier Maroto y Andrea Levy fue recibida por el PP como aire fresco.

Pero fuentes de la formación lamentan que todo se quedara ahí. El empeño de Rajoy en repetir como candidato en el 2015 y el 2016 echó por tierra toda posibilidad de revisar el partido de arriba abajo. Y, desde entonces, no ha dado muestras de querer promocionar a nadie en el PP para que se haga en el futuro con las riendas de Génova. En la última entrevista, la del jueves en la cadena Cope, volvió a confesarse «con ganas» de repetir, pero en su formación lo achacan a que «abrir el melón de la sucesión en este momento sería desastroso». «Lo que nos faltaba», añaden.

Está en sus manos, aunque cada vez son más los que intuyen que cuando llegue el momento, si es que antes no prospera la moción de censura de Pedro Sánchez, Rajoy se apartará para que el PP concurra a las próximas elecciones generales con un cartel nuevo. Pero lo que ven casi «una fantasía» es que vaya a aceptar que el partido renueve a su líder mientras él está aún en el Gobierno. Y esa, apuestan algunos cargos, podría ser una forma de frenar el desgaste antes de las elecciones. La operación siempre tiene sus riesgos. Pero si el PP resiste la crisis abierta tras la sentencia de Gürtel y se serena el clima político, hay quien plantea que Rajoy debería ceder la cúpula del PP a un dirigente consensuado. «Yo no veo -asegura otro responsable popular- al presidente haciendo eso. Además, puede salir muy bien o poner el partido patas arriba».