Visitará cinco países iberoamericanos y después irá a EE. UU., en previsión de que la legislatura se acorte
13 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Desde el primer momento, Pedro Sánchez ha apostado por reforzar su perfil internacional. Desde que asumió el cargo, hace poco más de dos meses, ya se ha entrevistado dos veces con Angela Merkel, ha visitado el Elíseo y ha recibido en la Moncloa a Emmanuel Macron, ha coincidido con Donald Trump en la cumbre de la OTAN, ha mantenido un encuentro en su despacho con el líder del Consejo Europeo, Donald Tusk, y se le ha visto departir animosamente con el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, y con la británica Theresa May en la cumbre comunitaria de junio.
Un Gobierno concebido desde el primer día como inmejorable trampolín electoral no puede desaprovechar semejante cartel, el de un presidente que se codea de tú a tú con los mandatarios de los países más poderosos y traslada el mensaje de que España cuenta. «España puede y debe desempeñar un papel más activo», dijo el pasado 17 de julio en el pleno del Congreso en el que explicó su programa para la legislatura. En esa clave se sitúa el trato dispensado estos días a Merkel, la mujer que dirige los designios de Europa. La imagen de ambos juntos es un bien muy preciado para Sánchez porque uno de sus principales objetivos es ganarse la confianza de UE. En previsión de que la legislatura dure poco, ha pisado el acelerador y este mismo mes de agosto, entre el 27 y el 31, hará una gira de cinco días por Iberoamérica en la que visitará cuatro países: Chile, Bolivia, Colombia y Costa Rica. «Es una relación que hay que cuidar y corre cierta prisa, no vaya a ser que luego no podamos porque se complique el escenario», insisten desde Moncloa.
En septiembre, antes de que empiece la vorágine parlamentaria, también tiene previsto viajar a Nueva York para participar en los debates de la Asamblea General de la ONU el día 28 y, según fuentes gubernamentales, es probable que aproveche la ocasión para reunirse en Canadá con el primer ministro Justin Trudeau otro joven político de moda, como Macron, admirado por liberales y progresistas.