![Federica Mogherini](https://img.lavdg.com/sc/_IbmMtR_QgPxUY1OpT4jRAd0Kek=/480x/2019/01/24/00121548357842205516902/Foto/GE25P4F1_202213.jpg)
El presidente de la Eurocámara sí considera al opositor su único interlocutor institucional
25 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.La pregunta es clara: ¿es Nicolás Maduro o Juan Guaidó el interlocutor político para la Unión Europea? Cuando Bruselas llama a Caracas, ¿a quién espera encontrar al otro lado del teléfono? Nadie lo sabe. La UE no quiere pronunciarse, por el momento. Sus equipos diplomáticos han optado en las últimas horas por escudarse tras comunicados ambiguos en los que se insta a esperar el desarrollo de los acontecimientos y a continuar las consultas entre las cancillerías europeas.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, se ha visto obligada a hacer malabarismos para mantener a las capitales cohesionadas y contener los impulsos de algunos líderes políticos comunitarios ansiosos por destronar a Maduro, demostrando una vez más la división en la UE a la hora de decidir cómo enfrentarse al régimen venezolano. ¿Hay consenso? Todavía no. Cada Gobierno empuja en la dirección que cree correcta. Francia se adelantó al proceso de consultas abierto por Italia. Siguiendo la estela de Washington, París mostró su apoyo al proceso abierto por Juan Guaidó, autoproclamado presidente interino de Venezuela, aunque no lo reconoció como interlocutor legítimo. «Después de la elección ilegítima de Nicolás Maduro en mayo del 2018, Europa apoya la restauración de la democracia. Aclamo la valentía de miles de venezolanos que caminan por su libertad», deslizó el presidente galo, Emmanuel Macron. España tampoco quiere reconocer a Guaidó, al menos hasta que la UE tome una posición común.
Soluciones de urgencia
París ha cerrado filas con Madrid y Roma para impulsar la creación de un grupo de contacto en el terreno para poder buscar soluciones de urgencia a la situación más inestable y tensa que vive el país desde que empezaron las protestas. Algunos países, con escasa presencia de sus nacionales en Venezuela, optan por una política más dura y vinculada exclusivamente a las sanciones. A pesar de las discrepancias, esa vía «está sobre la mesa», aseguró la portavoz comunitaria, Maja Kocijancic.
Solo hay un punto en el que convergen todos los europeos: en el apoyo «pleno» a la Asamblea Nacional. «Sus poderes deben ser restablecidos y respetados», subraya la UE. Ahí está la clave de tanto retraso. La UE confía en que sea ese órgano el que coordine el proceso hacia unas elecciones libres y democráticas, esquivando el riesgo de que cualquier autoproclamado presidente del país, como Guaidó, acabe frustrando el impulso de cambio.
Pero una cosa es lo que digan los comunicados de la UE y otra lo que públicamente declaren sus líderes. El presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, defendió la «legitimidad democrática» de Guaidó, al que reconoció como «el único interlocutor institucional» y arremetió contra Maduro: «El pueblo venezolano está harto de pasar hambre y sufrir sus abusos». El italiano no fue esta vez el verso suelto en Bruselas. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, también pidió a Europa que «apoye a las fuerzas democráticas en Venezuela».
En el Parlamento Europeo ya han surgido las primeras iniciativas para aprobar, en el plenario de la semana que viene, una resolución para reconocer a Guaidó como presidente legítimo. El primer paso lo han dado los populares españoles, argumentando que quieren acabar con la «tiranía» de Maduro y «ayudar al pueblo venezolano a recuperar la libertad y la democracia de una vez por todas». Otras fuerzas políticas han optado por la precaución y la calma.