Sánchez lamina a todos los críticos de las listas para las generales y europeas

ESPAÑA

JJ Guillén | EFE

El secretario general impone a sus candidatos en Andalucía, reabre el enfrentamniento con Susana Díaz, aparta a José Blanco y sitúa a  Ana Prieto y Marina Ortega como cabezas de lista en Lugo y Ourense

17 mar 2019 . Actualizado a las 14:07 h.

Todo el poder para Pedro Sánchez. El secretario general del PSOE hizo ayer runa demostración de fuerza en su propio parido laminando de las listas al Congreso y al Senado en las generales, y también de las candidaturas a las europeas, a cualquier candidato que pudiera encuadrarse en el sector crítico. Menos de dos años después de ser apartado de la secretaría general del partido por una rebelión mayoritaria en el comité federal del PSOE, Sánchez ha consumado una purga total de los que se levantaron contra él, barriendo cualquier atisbo de contestación interna. Y la principal perjudicada de esa limpia ha sido la secretaria general del PSOE andaluz y ex presidenta de la Junta, Susana Díaz, que fue quien encabezó aquella revuelta. Sánchez ha hecho valer todo su poder y su control del aparato socialista y, después de modificar las listas presentadas por la federación andaluza del PSOE, ha apartado a los candidatos afines de Susana Díaz en todas aquellas provincias en las que los susanistas pretendían plantar batalla ante las órdenes de Ferraz.

  Ni en Sevilla, ni en Cádiz, ni en Almería ni en Córdoba ha conseguido la ex presidenta andaluza colocar a los suyos como cabezas de lista. Los candidatos serán por el contrario en las cuatro provincias ministros del Gobierno de Sánchez. Y, como máximo símbolo de castigo, Antonio Pradas, el hombre de confianza de Díaz, al que la lideresa andaluza pretendía colocar como cabeza de lista en Sevilla, se queda fuera de las listas al Congreso y ni siquiera optará a las del Senado.

El golpe sobre la mesa de Sánchez ha reabierto en toda su crudeza el enfrentamiento en el partido. «Tomo nota», había dicho Díaz al enterarse del alcance de la purga. Luego, ordenó a los representantes del PSOE andaluz en la Comisión Nacional de Listas a votar en contra de la propuesta del secretario general pata las candidaturas en Andalucía.

Díaz, que se resiste a las presiones de Ferraz para que abandone el liderazgo en el PSOE andaluz, aseguró que había mantenido «la mano tendida» durante todas las negociaciones con la dirección para elaborar las candidaturas. Y, aunque expresó su desacuerdo total, aseguró que los socialistas andaluces van a «currar» a partir de ahora para que el PSOE tenga «el mejor resultado posible el próximo abril».

En Aragón, la otra comunidad que se resistía a aceptar las imposiciones de Sánchez, también se ha impuesto el criterio de Ferraz, que ha situado a Pau Marí-Klose, alto comisionado del Gobierno para la lucha contra la pobreza infantil, en sustitución de Óscar Galeano como número dos por Zaragoza. Y en Teruel también es apartado de la cabecera de lista Ignacio Urquizu, crítico con el secretario general, al que sustituirá el sanchista Herminio Sacho.

En Galicia, Ana Prieto y Marina Ortega, ambas integrantes de la dirección del PSdeG, serán las cabezas de lista por por Lugo y Ourense, respectivamente. Sonsoles López será la número dos de la candidatura lucense, rompiendo así la norma de la lista cremallera ente mujeres y hombres, para tratar de satisfacer de esa manera la preferencia de la dirección provincial, que apostaba por López como candidata. En A Coruña y Pontevedra se mantienen sin sorpresas las candidaturas de Pilar Cancela y Olga Alonso, tal y como estaba previsto.

Y si en el Congreso y el Senado no ha habido sitio para ninguno de los que se levantaron contra Sánchez, a excepción de los que luego se pasaron con rotundidad a las filas sanchistas, la purga no ha sido menor en las listas europeas, de las que se caen dos ex vicesecretarios generales, Elena Valenciano y José Blanco, a pesar de que el lucense aspiraba hasta última hora a permanecer una legislatura más en el Parlamento Europeo. Incluso un histórico como Ramón Jáuregui, que cuestionó en su día a Sánchez en la misma línea en la que lo hicieron Felipe González o Alfonso Guerra, se queda sin escaño en Europa. La candidatura estará encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell y la número dos será Iratxe García, de la máxima confianza de Sánchez. La novedad es el fichaje como número tres del politólogo y sociólogo francés Sami Naïr, que ya había colaborado en ocasiones anteriores como asesor de Sánchez en materia de inmigración. El líder del PSOE rescata también en la lista europea q quien fuera su primer secretario de Organización, el riojano César Luena, del que luego se distanció. En esa lista, el primer representante gallego será el primer teniente de alcalde de Lalín, Nicolás González Casares, el elegido por Sánchez para sustituir a Blanco, que irá en novena posición.

En una intervención con tono más de campaña electoral que interno, en la que obvió cualquier polémica sobre la elaboración de las listas, Sánchez dio las gracias a la militancia socialista por «dar la cara en un momento difícil». Defendió su proyecto político, que consideró inclusivo y representante de «la España de todos», frente a «la España que excluye», en la que encuadró tanto al PP y a Vox como a Ciudadanos. Pese a ello, al líder de la formación naranja, Albert Rivera, que ha anunciado que no pactará en ningún caso con el PSOE, Sánchez le advirtió de que «no va a haber cordón sanitario que frente la voluntad de este país que quiere avanzar y no retroceder 40 años».

El secretario general socialista es consciente de que para aspirar a la presidencia del Gobierno necesita una movilización masiva de los votantes del PSOE. Por ello, alertó contra la posibilidad de que en las generales se reproduzca lo ocurrido en Andalucía, en donde muchos simpatizantes socialistas no acudieron a votar. «Que nadie se quede en casa. La única oportunidad que tiene la derecha es la abstención, proclamó, tras lo que advirtió de que “urnas vacías significa involución y urnas llenas serán progreso».

Sánchez sacó pecho de lo conseguido por su gobierno a pesar de la brevedad de su mandato, de solo nueve meses, y de contar con solo 84 diputados. «Este tren no se va a parar. La próxima estación será el 28 abril para ganar y gobernar España y la siguiente 26 de mayo para gobernar la España municipal y autonómica y para que la voz de los progresistas españoles se escuche con fuerza en Europa», dijo. Y, en tono triunfalista, afirmó que no hay mayor celebración de los 140 años de historia del PSOE que ganar las eleciones generales, las municipales y las europeas.