Posconvergentes y ERC chocan por un nuevo desafío a la Constitución

Xabier Garmendia BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

El presidente de la Cámara catalana, Roger Torrent, junto al secretario general del Parlamento catalán, Xavier Muro, durante un pleno celebrado en mayo del 2018
El presidente de la Cámara catalana, Roger Torrent, junto al secretario general del Parlamento catalán, Xavier Muro, durante un pleno celebrado en mayo del 2018 Toni Albir | EFE

Los republicanos evitan cesar al funcionario que limó las resoluciones contra la monarquía

22 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El muro legal del independentismo peina canas, lleva gafas de pasta y luce una mueca que le hace parecer sonriente incluso cuando no lo está. Trata de reservar su anonimato. Cuando tuvo que declarar ante el Tribunal Supremo como testigo en la causa del 1-O, pidió que ninguna cámara enfocara su rostro. Y pese a que el juez lo aceptó, TV3 puso su cara «por error» junto a una ficha que detallaba su identidad: Xavier Muro, secretario general del Parlamento catalán.

El secesionismo radical ha encontrado en él un duro adversario. Como máximo responsable de los servicios jurídicos del Legislativo autonómico, representa el último dique de contención a las aspiraciones secesionistas que bordean la ley. Su última decisión, la de no publicar en el Boletín Oficial del Parlamento parte de las polémicas resoluciones aprobadas contra la monarquía, le ha valido para volver a estar en el punto de mira. Pero esta no es la primera ocasión en la que consigue detener una embestida independentista.

Muro llegó a la secretaría general de la Cámara en noviembre del 2016, cuando su antecesor, Pere Sol, renunció después de ser advertido por el Tribunal Constitucional acerca de una posible desobediencia. Él llevaba 24 años moviéndose por el Parlamento.

Nacido en Sabadell, Muro es constitucionalista en sentido estricto. Se licenció en Derecho y Filosofía e impartió Derecho Constitucional en la Universidad Pompeu Fabra durante dos décadas. En el 2017, un mes antes del referendo ilegal del 1-O, apercibió a Junts pel Sí, la coalición independentista, por las llamadas leyes de desconexión. Su oposición fue tal que se negó a publicarlas en el diario oficial. Carme Forcadell, que acabó condenada, desoyó sus advertencias y lo autorizó.

Tres años después, Muro sigue en las mismas, y Torra se la tiene jurada desde que ordenó retirarle el escaño, en cumplimiento de la decisión de la Junta Electoral. Desde entonces, ha maniobrado para destituirlo, pero se ha topado con la oposición de ERC.

Torrent acusa a JxCat de generar «represión» contra empleados públicos

 La tensión en el independentismo llega ya a unas cotas que JxCat y ERC no se esfuerzan en ocultar sus diferencias. La presión de Quim Torra para destituir al secretario general del Parlamento ha soliviantado a sus socios de gobierno. El presidente de la Cámara, el republicano Roger Torrent, afirmó que su partido no contribuirá «a la represión de los funcionarios», en clara alusión a los intentos de los posconvergentes para cesar a Xavier Muro después de que se negase a publicar las polémicas resoluciones aprobadas contra la monarquía. Desde un principio, Torrent ya dejó claro que no apartaría a Muro de su cargo. Ayer fue más explícito: «No vamos a presionar a los trabajadores públicos para que asuman las repercusiones de lo que decidamos los políticos», afirmó en un acto con alcaldes de ERC.