La encrucijada del PSOE y Sánchez

ESPAÑA

Pedro Sánchez,  durante el debate de la moción de censura de Vox
Pedro Sánchez, durante el debate de la moción de censura de Vox

06 may 2021 . Actualizado a las 10:40 h.

a resaca electoral no hizo más que agravar las conclusiones de la noche del 4M. Aunque los altavoces del PSOE llevaban días intentando distanciar a Pedro Sánchez de la debacle de Ángel Gabilondo frente a Isabel Díaz Ayuso, el sorpasso a última hora de Más Madrid disparó las alarmas de los analistas más próximos a la cúpula de Ferraz y destapó el cruce de reproches entre los responsables del Gobierno y los del partido. De lejos viene la mala relación entre Iván Redondo y Carmen Calvo. Tampoco parecen los mejores amigos el estratega jefe del presidente y Adriana Lastra y José Luis Ábalos.

El líder socialista ha sufrido su primer gran revés desde que cambió el colchón de la Moncloa y ahora toca tomar decisiones. A la espera de la llegada del maná europeo, tendrá que decidir si hace caso a quienes le aconsejan una remodelación del Gobierno que aligere carteras, reduzca la influencia de Unidas Podemos y le permita ilusionar a las bases con unos fichajes como los del Ejecutivo bonito con el que reemplazó al de Rajoy.

No menos importante será la relación con la coalición morada. El anuncio de la retirada de Pablo Iglesias no significa el fin de su influencia en el Gobierno. Él sigue siendo el nexo de enlace con Bildu y ERC y estar fuera del Consejo de Ministros le permitirá retomar el tono beligerante en el que se sienten más cómodos tanto él como su militancia.

Yolanda Díaz, pese a sus formas más contenidas, tendrá que compartir el liderazgo de la segunda pata del bipartito con Irene Montero e Ione Belarra, exponentes del ala más dura de UP y defensoras de subir el listón de las exigencias a los socialistas para no verse sepultados por su socio.

El PSOE ya es tercera fuerza en Galicia y el País Vasco, aunque en Vitoria siga pactando con el PNV y de poco parece que le haya servido a Sánchez el sacrificio de Illa en Cataluña, enredado en la maraña de los nacionalistas. Las encuestas, salvo el CIS que nunca acierta de Tezanos, apuntan a un descenso pronunciado en los apoyos al presidente y su partido. Todos los indicadores, estudios y expertos nacionales e internacionales nos señalan la inminencia de una crisis de dimensiones monumentales a la vuelta del verano, con unas colas del paro kilométricas tras el fin de los ERTE. Y el viejo PSOE nos habla de la alerta antifascista y del peligro de Vox como argumento estrella. Al final van a comprar aquella vieja idea del BNG que justificaba sus fiascos en las urnas «porque la gente no sabe votar». Monedero ya lo dijo primero.