El excomisario Olivera desmiente las presiones al investigador jefe de Gürtel

Mateo Balín MADRID | COLPISA

ESPAÑA

Olivera, a la izquierda de la imagen.
Olivera, a la izquierda de la imagen. Isabel Infantes | EUROPA PRESS

El exjefe de la UDEF declara que Morocho es «peculiar», que no habló con Fernández Díaz y que se enteró por la prensa de la  Kitchen

29 jun 2021 . Actualizado a las 06:00 h.

El comisario jubilado José Luis Olivera compareció ayer ante el juez de la Audiencia Nacional que investiga la operación Kitchen, pieza separada del caso Villarejo. El exjefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) entre el 2006 y el 2012, especializada en casos de corrupción, declaró como imputado por su presunta participación en el dispositivo parapolicial de espionaje a Luis Bárcenas en pleno escándalo por la caja B en el PP, en febrero del 2013.

Pese al cúmulo de indicios que se amontonan en la causa, Olivera negó todos y cada uno de los hechos que le sitúan en el centro del caso Villarejo, según los audios del comisario, las agendas intervenidas por la Policía Judicial o el pormenorizado relato que hizo en el juzgado el inspector jefe Manuel Morocho. El investigador principal del caso Gürtel señaló hace dos semanas a Olivera como uno de los mandos que le presionaron para «minusvalorar» los informes de los papeles de Bárcenas. Esto es, para controlar daños en favor del PP.

Precisamente, el también exjefe del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco) se despachó con dureza contra Morocho. Según fuentes jurídicas presentes en el interrogatorio, negó que el exministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, le llamara en plena reunión con el investigador de Gürtel para ejercer presión sobre este ofreciéndole otro puesto mejor remunerado. Dijo, efectivamente, que hubo una llamada, pero al otro lado no estaba el ministro sino su mujer, que había sido compañera de Morocho. Incluso detalló que los tres acabaron de cena hasta la madrugada para dar cuenta de la buena relación que tenían.

Sobre Fernández Díaz afirmó que ni siquiera tenía su teléfono y definió a Morocho como una persona «peculiar» en el trato que nunca daba su brazo a torcer. Por este motivo, apuntó, pudo pintar de «presiones de sus superiores» las modificaciones que sufrían sus informes.

Niega negocios con Villarejo

Precisamente, la cuestión de los informes también está reflejada en las agendas de Villarejo, donde se alude a una «gran bronca» que María Dolores de Cospedal habría dado al secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, por «problemas» con los documentos firmados por Morocho. En cuanto a la Kitchen, Olivera insistió que se enteró por la prensa. El mismo argumento que usó en su día el ministro Fernández Díaz, pese a que hasta cuatro indicios posteriores lo desmienten.