Puigdemont y Junqueras se esquivan y siguen sin sellar la paz independentista
ESPAÑA

Los indultados de Junts viajan a Bélgica, y los de Esquerra, a Suiza
03 jul 2021 . Actualizado a las 13:41 h.El expresidente de la Generalitat huido de la Justicia española, Carles Puigdemont, recibió ayer en Waterloo (Bélgica) a los cuatro presos de Junts indultados la semana pasada por el Gobierno: Joaquim Forn, Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sànchez, quienes también se reunieron con Toni Comín, Lluís Puig, Clara Ponsatí y el rapero Valtonyc. «Muy emocionante» es todo lo que dijeron los líderes secesionistas.
Por su parte, Oriol Junqueras y los otros expresos de ERC Raül Romeva, Dolors Bassa y Carme Forcadell viajaron el miércoles a Ginebra para ver a Marta Rovira, secretaria general del partido y huida a esa ciudad suiza. Cada partido, por separado. La paz secesionista no llega.
Para ayer, los dirigentes independentistas programaron una visita de carácter privado a Waterloo, para evitar asuntos controvertidos. El primero es si Puigdemont se verá en las próximas semanas con Oriol Junqueras. Ambos, enfrentados en lo personal y en lo político desde hace cuatro años, evitan la imagen que escenificaría el armisticio o la tregua independentista. Junqueras anunció días atrás, después de ser indultado, que viajará el día 6 a Estrasburgo para reunirse con los eurodiputados de ERC. También mostró su intención de verse con Puigdemont. Pero desde Junts replicaron que el expresidente no estará ese día en el Europarlamento e instaron al exvicepresidente a desplazarse a Bruselas para reunirse con él.
Ambos tienen muchas cuentas pendientes. El expresidente no perdona lo que entendió como actitud poco leal de Junqueras y ERC en octubre del 2017, cuando rechazaron el adelanto electoral que proponía. El exvicepresidente se la tiene jurada por huir tras declarar la independencia sin avisar a sus compañeros de gobierno a los que había pedido que acudieran a sus puestos en las consejerías.
Zona neutral y lucha de egos
El expresidente quiere la imagen en Waterloo, en la llamada Casa de la República, donde recibe a los líderes independentistas como «presidente legítimo» de Cataluña. Es una lucha de egos en la que se dirime escenificar quién es el líder real del independentismo. Junqueras elude de momento esa fotografía, que Pere Aragonès no pudo evitar. Era una parte del peaje a pagar por el pacto con Junts para la investidura. El otro será encontrarle un papel al expresidente catalán en la dirección estratégica del secesionismo, a través del Consejo de la República, que Puigdemont recuerda periódicamente que sigue vivo.
El encuentro entre los dos pesos pesados del secesionismo podría producirse, no obstante, durante julio en terreno neutral, en un acto que Òmnium Cultural organizará en el sur de Francia, en la llamada Cataluña norte, para conmemorar su 60º aniversario y para facilitar que Puigdemont pueda desplazarse sin riesgo a ser detenido. El encuentro aún no está cerrado, pero Jordi Cuixart pone empeño en que produzca.
El otro punto controvertido para los dirigentes de Junts son las relaciones entre Puigdemont, presidente del partido, y Jordi Sànchez, secretario general. Sectores de la formación pidieron estos días la cabeza de este, por cuestionar el 1-O y decir que no buscaba la independencia sino forzar a una negociación con el Gobierno central. Sànchez fue cuestionado por sectores de su partido por su protagonismo en la negociación con ERC para la investidura de Aragonès y por el pacto al que llegó con los republicanos. Puigdemont tardó en avalar el acuerdo.
Illa pide a Aragonès que convoque una mesa de diálogo de partidos catalanes
El PSC instó ayer al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, a convocar una mesa entre las fuerzas parlamentarias catalanas antes de que se reanuden las conversaciones entre el Gobierno central y la Generalitat, para que acuda con una posición común de las fuerzas catalanas. Esta misma petición le hizo Pedro Sánchez en su encuentro en la Moncloa, como gesto de voluntad de abrir un diálogo entre catalanes en paralelo al del Gobierno con el Ejecutivo catalán. La intención de Aragonès, en cambio, es otra. Pretende llamar a los partidos independentistas y a los comunes, así como a las entidades de la sociedad civil como la ANC u Òmnium Cultural, para forjar un gran acuerdo a favor de la amnistía y de la autodeterminación, que es, a su entender, la posición que tiene que defender el Gobierno catalán en la mesa de diálogo.