«Empezó a reventar, reventar, reventar y no ha parado de echar fuego»

Efe LA PALMA

ESPAÑA

Miguel Calero | EFE

«Hubo un movimiento sísmico, seguido de un pequeño temblor. Y sentí como que me mareaba», relata el fotógrafo Miguel Pérez Calero, colaborador de EFE en La Palma

19 sep 2021 . Actualizado a las 20:24 h.

El suelo tembló, se oyó un rugido... parecía que un avión militar se acercaba a baja altura sobre la zona de La Palma sometida a máxima vigilancia desde hace una semana por la posibilidad de que se reactivara la Cumbre Vieja, pero no era un avión. Eran las 15.10 y acababa de estallar un volcán.

«Ha sido espectacular», relata el fotógrafo Miguel Pérez Calero, colaborador de EFE en La Palma, uno de los periodistas a los que la erupción los ha cogido, por casualidad, en butaca de primera fila.

Por casualidad, porque por más vigilada que estuviera la isla con todo tipo de instrumentación científica, no se sabía dónde iba estallar el volcán, ni cuándo... En realidad, no se sabía realmente si iba a haber volcán o no, ya que una reactivación como la que ha vivido la Cumbre Vieja también puede detenerse, sin más.

Varios periodistas estaban tomando imágenes y testimonios en la zona de Las Manchas, en El Paso, dado que en las últimas horas los sismos se habían incrementado, cada vez eran más superficiales, la zona afectada se había elevado ya 15 centímetros por la presión del magma y se había empezado a evacuar a los vecinos que, llegado el caso, iban a tener más dificultades, los de baja movilidad.

Desde horas antes, algunas carreteras estaban ya cerradas y se había prohibido el senderismo por la red de caminos de la zona.

Y llegó el momento: 15.10 horas, en una zona de pinos próxima a Cabeza de Vaca. «Hubo un movimiento sísmico, seguido de un pequeño temblor. Y sentí como que me mareaba. Mi mujer me dijo: ahí viene el avión, pero realmente lo que salió fue toda la columna de humo. Empezó a reventar, reventar, reventar y no ha parado de echar fuego», relata el colaborador de EFE.

El momento lo ha visto en vivo, por primera vez en la historia, prácticamente media Canarias, porque en ese momento la Televisión Autonómica estaba con un directo, enfocando a ese lugar.

«Es una experiencia. Si no fuera por el peligro que va suponer para muchas viviendas...», se lamenta Pérez Calero. Pero insiste: «Es una espectáculo de la naturaleza».