El caudal de lava, los sismos y la incertidumbre no cesan en la isla
04 oct 2021 . Actualizado a las 00:42 h.El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estuvo este domingo en La Palma, su tercera visita en dos semanas, desde la erupción. Y anunció la inminente aprobación, mañana martes en Consejo de Ministros, del segundo paquete de ayudas a la isla por 206 millones de euros. Una ayuda que forma parte del plan especial para la reconstrucción de la isla, destinada a garantizar viviendas, negocios, plantaciones e infraestructuras, y a paliar el problema de abastecimiento de agua (que ya empiezan a sufrir los plataneros, que suponen el 70 % del PIB insular) e intervenir en empleo, agricultura o turismo.
Sánchez mostró «la solidaridad y cercanía del Gobierno, las Administraciones y toda la ciudadanía con los habitantes de La Palma», y destacó tanto el valor de la unidad de acción entre las distintas Administraciones, como la fortaleza del Estado en la respuesta ante la emergencia y la reconstrucción». El presidente participó en la reunión diaria del comité director del plan especial de Protección Civil y Emergencias por riesgo volcánico, conocido como Pevolca, y más tarde visitó a algunos de los vecinos alojados en el hotel Princess de Fuencaliente.
Estas nuevas ayudas se suman a los 10,5 millones de euros aprobados la semana pasada, también en Consejo de Ministros, para la recuperación de viviendas y enseres de primera necesidad, junto con los ERTE especiales y la declaración de zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil para la isla.
La Palma seguía este domingo, como cada jornada, a la expectativa de lo que marca el volcán, sus coladas, los sismos, la calidad del aire de las erupciones y de la caída al mar en Tazacorte. A mediodía, el humo lo envolvía todo en esa zona difusa entre Los Llanos y El Paso, más que en los días precedentes, con controles y restricciones a cargo de la Guardia Civil, ataviados de máscaras especiales. Son episodios que duran horas, pero que hay que controlar para evitar riesgos. Y estos crecen cada día que pasa. Por ejemplo, el Ministerio para la Transición Ecológica instalará desaladoras portátiles que garantizarán un caudal de 6.000 metros cúbicos diarios, además del traslado inmediato de un buque cisterna que permitirá aumentar de forma sustancial el caudal de agua para riego. Algo capital en una isla que vive del plátano, cuyas inmensas, vastas y numerosas plantaciones sufren en parte la falta o dificultad de acceso o de riego. Y el plátano, sin agua, se muere irremediablemente. El turismo también empieza a verse afectado, con un enorme bajón.
Por lo demás, La Palma es, cada día, un cúmulo de cifras. Ya hay más de 1.079 edificaciones dañadas. Casas, galpones, embalses para regar, garajes... Casas de un millón de euros y casas humildes con el trabajo de varias generaciones. Más de 30 kilómetros de vías cortadas, y 400 hectáreas cubiertas de lava, espacio que llaman el malpaís, que no vale para más. Y cinco mil hectáreas afectadas por la ceniza, una denominación inexacta para lo que en realidad es arena negra.