La ANC ignora las presiones de Aragonès y mantiene su plan de una Diada contra ERC

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Dolors Feliu, presidenta de la ANC, en una imagen de archivo
Dolors Feliu, presidenta de la ANC, en una imagen de archivo Marta Pérez | EFE

Acusa al Gobierno catalán de «autonomismo inmovilista»

10 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Las camisetas que lucirán este año en Cataluña los participantes en la manifestación independentista que organiza la ANC, otrora motor movilizador del procés, son negras. Un color que para la Asamblea, entidad que ejerce de grupo de presión ante el Gobierno catalán, simboliza la lucha y la no rendición, pero que también refleja el ambiente crispado que hay en el mundo secesionista en momentos previos a la cita que en año anteriores afrontaba como una fiesta reivindicativa. El clima es de «desánimo, desmovilización y desorientación» por la ausencia de una estrategia compartida, según admitió este viernes el presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich, coorganizador de la protesta del 11S.

La Diada de este año estará marcada por las ausencias del presidente de la Generalitat y de los consejeros de ERC y de la cúpula de la formación de Junqueras. Los republicanos no quieren salir abucheados, como el año pasado, y además están molestos con la ANC, que les ha puesto en el centro de la diana. Pere Aragonès y Esquerra están presionando hasta el último minuto para que la Asamblea rebaje el tono crítico con ellos y con el Ejecutivo autonómico y para que centre los dardos en el Estado.

Pero la presidenta de la entidad, Dolors Feliu, de la órbita posconvergente, advirtió que no cambiará ni una coma del manifiesto y avisó que el domingo cuando coja el micro al final de la marcha en Barcelona será muy crítica con los partidos independentistas. Dijo que no va contra ERC, pero a renglón seguido denunció que la manifestación quiere servir de acicate contra el «autonomismo inmovilista». Esta es la acusación —autonomista, que es casi como un insulto para un independentista— que desde los sectores más radicales se hace contra el presidente de la Generalitat, al que se le imputa haberse rendido al Gobierno central a cambio de los indultos a los líderes del procés. 

Guerra ERC-ANC

El manifiesto de la ANC habla en términos tales como que los «partidos autodenominados independentistas» se han «acomodado en las instituciones» y han «dejado de lado el conflicto» con el resto de España. La referencia es directa contra ERC. «Es la hora de pasarles cuentas», avisa. «Y censura que el 1-O y la victoria en las pasadas elecciones catalanas no se pueden «malgastar» en «mesas de diálogo con el Estado o en trifulcas internas». Solo Aragonès y su partido defienden el diálogo con el Gobierno, por lo que no hay ninguna duda de a quién se dirige la crítica. ERC intentó que la ANC modificara el manifiesto.

La guerra entre ERC y la Asamblea Nacional Catalana no es nueva. Esquerra y Junts (antes Convergència) siempre han pugnado por el control de esta plataforma, que ahora está más próxima a Junts, pero en el pasado tenía más sintonía con los republicanos. Aragonès y ERC han apostado fuerte, quedándose fuera de la manifestación de la Diada, y en parte han aceptado el envite de convertir la protesta en un plebiscito contra el Gobierno republicano. Está por ver, pero las cifras de asistencia estarán muy lejos de las de los últimos años.

La ANC, en su declaración política para la Diada, amenaza con pasar por encima de los partidos encabezando una «lista cívica» para las próximas elecciones.