El fiscal general usa su privilegio para ascender a Delgado al Tribunal Supremo

mateo balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Dolores Delgado junto a Álvaro García Ortiz, su sucesor al frente de la Fiscalía General del Estado.
Dolores Delgado junto a Álvaro García Ortiz, su sucesor al frente de la Fiscalía General del Estado. J.J.Guillén | EFE

Promocionó a su antecesora, pese al voto en contra de la mayoría de los integrantes del Consejo Fiscal

31 oct 2022 . Actualizado a las 10:59 h.

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, hizo uso de su prerrogativa en los nombramientos de la cúpula fiscal con la designación de Dolores Delgado, su antecesora en el cargo, para la jefatura de sala de la Fiscalía Togada (militar) del Tribunal Supremo. Pese a que una mayoría de los 12 integrantes del Consejo Fiscal, el máximo órgano asesor, votaron en contra de la elección de Delgado, García Ortiz hizo caso omiso y promocionó a su compañera frente a los 19 aspirantes al cargo, algunos con mejor escalafón y currículo que la nominada.

A menos de dos meses de cumplir los 60 años, Delgado logró acceder así a una de las plazas más demandadas por la carrera fiscal. Se trata de un órgano de la Sala de lo Militar que cuenta con dos fiscales jefes, un civil y un militar, pero en el que solo figura el uniformado a efectos de concursar cada cinco años, ya que el primero no ve sometido su puesto a escrutinio. «Es una bicoca para cualquiera», afirma un fiscal del Supremo.

No es casualidad que hasta 20 funcionarios con Delgado se hayan postulado para acceder a este sillón. Delgado anunció su dimisión en julio por motivos de salud (fue operada de la columna vertebral) y pidió su reingreso en la carrera, pero no para volver a la Audiencia Nacional, donde tienen su plaza, sino para promocionar al Supremo como fiscala de sala. El camino largo que ha tenido que recorrer la fiscala llega después de que el Gobierno no lograra sacar adelante en marzo una enmienda en la tramitación parlamentaria de la ley concursal, una norma que regula los procesos de quiebra de las empresas y que no guarda ninguna relación con el funcionamiento del ministerio público.

La fallida propuesta implicaba modificar la ley del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal para que, cuando el puesto de fiscal general del Estado sea ocupado por un fiscal de carrera, como fue el caso de Delgado, este adquiera «la categoría de fiscal de sala del Tribunal Supremo una vez se produzca su cese». Sin embargo, la oposición frontal de los socios del Ejecutivo a esta reforma exprés que favorecía a Delgado, criticada por sus vínculos con el comisario Villarejo, dejaron en el cajón la enmienda y solo cuatro meses después esta dimitió por motivos de salud. Y así se llegó ayer al pleno del Consejo Fiscal. Cinco vocales avalaron el nombramiento (los tres miembros natos, incluido Álvaro García Ortiz, y los dos vocales de la Unión Progresista de Fiscales), frente a seis que votaron en contra, todos ellos de la Asociación de Fiscales, de perfil conservador.

El duodécimo vocal, Salvador Viada, no participó por ser su mujer candidata.

Se votaron otras 13 plazas.