Seguridad Nacional teme campañas masivas de desinformación para las elecciones del 2023

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Urnas de las elecciones generales del 10 de noviembre del 2019 en Burela
Urnas de las elecciones generales del 10 de noviembre del 2019 en Burela PEPA LOSADA

Los servicios del Estado, en alerta por los ataques rusos, han detectado una treintena de bulos viralizados en los últimos cinco comicios

24 oct 2022 . Actualizado a las 07:46 h.

España se encamina a uno de los años de mayor frenesí electoral de la historia de su democracia y lo va a hacer, casi con toda probabilidad, en el momento álgido de la embestida de Rusia y sus satélites contra los países occidentales con la desinformación como ariete de su guerra híbrida. En el Departamento de Seguridad Nacional (DSN), el órgano que desde el 2012 asesora al presidente del Gobierno sobre las principales amenazas para la estabilidad del país, y en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) están convencidos de que la triple cita electoral del 2023 (municipales en mayo, autonómicas en 13 comunidades también ese mes y las generales antes de que acabe el año) va a estar marcada por campañas masivas de bulos y noticias fake promovidas por Moscú. Una ofensiva con un objetivo claro: tratar de desestabilizar el país sembrando dudas sobre los candidatos y sus partidos, pero sobre todo respecto a la limpieza del sistema electoral.

En el DSN la inminente amenaza de una tormenta de bulos se la toman muy en serio, tanto como el riesgo de ciberataques durante las campañas electorales o contra los sistemas informáticos de los propios comicios. De hecho, desde finales del 2020 los responsables de Seguridad Nacional llevan trabajando con diversos expertos de la sociedad civil para estudiar fórmulas con las que tratar de minimizar el efecto de esas campañas de mentiras y, singularmente, las desinformaciones durante los procesos electorales.

«Tendencia a empeorar»

Y es que la perspectiva no es nada optimista. «Las campañas de desinformación figuran entre los factores que presentan una tendencia a empeorar a corto y medio plazo», apuntan los documentos oficiales del DSN. «En los últimos años, los estados democráticos se han visto afectados por distintas campañas de desinformación, con origen o alentadas por actores extranjeros y a menudo replicadas y amplificadas por actores nacionales de forma más o menos intencional», abunda el informe Lucha contra las campañas de desinformación en el ámbito de la seguridad nacional de Presidencia de Gobierno. Un documento que hace especial hincapié en que las últimas embestidas con bulos, al margen de las orquestadas durante la pandemia, se han «focalizado en afectar procesos electorales» para «minar la confianza de la ciudadanía en las instituciones (.) así como en fomentar de manera preocupante la polarización y fragmentación social».

La envergadura de la amenaza, insisten desde el CNI y el DSN, es «preocupante». Seguridad Nacional tiene documentados una treintena de bulos que llegaron a hacerse extremadamente virales durante las últimas cinco elecciones celebradas en España (generales de noviembre del 2019, catalanas de febrero del 2021, madrileñas de mayo de 2021, castellanoleonesas de febrero del 2022 y andaluzas del 2022). «La mayor parte de los contenidos desinformadores difundidos durante estas convocatorias electorales entraron dentro de la categoría de contenido fabricado (100 % falso, diseñado para engañar y dañar), contenido engañoso (uso engañoso de información para incriminar a alguien o algo), o contenido manipulado (manipulación de información o imágenes genuinas para engañar)», señala Seguridad Nacional, que en muchos casos -reconocen los expertos que asesoran a Moncloa- se basa en datos de verificadores de medios de comunicación (Maldita, Efe Verifica, Newtral o VerificaRTVE, entre otros).

Las herramientas de difusión usadas hasta ahora por esos creadores de bulos han sido todas las imaginables, aunque sin duda la preferida por los desinformadores ha sido Twitter, seguida de WhatsApp y Facebook. Los formatos han sido de los más variados, desde capturas de pantallas a notas de voz y vídeos y fotos manipuladas o «fuera de contexto».

Los analistas del CNI y de Defensa Nacional dan por seguro que estas mismas estrategias van a ser las que se van a repetir de forma masiva en los próximos meses promovidas por los servicios secretos del Kremlin y otros países hostiles. El DSN no oculta en sus informes su preocupación por «los niveles de desinformación y manipulación informativa observados en torno a este acontecimiento bélico (guerra en Ucrania) con clara afectación a la Unión Europea y sus Estados miembros, incluida España».

Ni RT ni Sputnik

Los documentos de los servicios de seguridad del Estado y del contraespionaje recalcan que Rusia va a tener que recurrir a promover desde la sombra esos bulos en redes sociales con vistas a las elecciones del 2023 ya que, a raíz de la invasión de Ucrania, los países occidentales directamente han bloqueado sus dos herramientas favoritas y públicas de desinformación (el portal y cadena televisiva Russia Today y la agencia de información Sputnik), ambas profusamente usadas por los servicios secretos rusos durante el procés para sembrar bulos. Moscú, que también ha visto cómo plataformas como Twitter expulsaban a los principales organismos públicos de la Federación Rusa y sus embajadas, solo cuenta con Telegram como gran herramienta de propaganda oficial en Occidente.

Sin instrumentos de propaganda, a Moscú -insisten en círculos del CNI- solo le queda la desinformación «pura y dura». De hecho, el espionaje español está convencido de que detrás de los usuarios que se han volcado particularmente en extender bulos en las cinco últimas campañas había perfiles fantasmas creados por agentes de países hostiles. Falsos usuarios -explican responsables de la seguridad del Estado- centrados sobre todo en tratar de «desacreditar la integridad y fiabilidad del propio sistema electoral» con bulos recurrentes que -afirman desde el DSN- se van a volver a repetir en breve, tales como compañías que «interfieren» en los procesos electorales, manipulación del voto por correo o fraudes por el voto de personas extranjeras.