Un juzgado valenciano autoriza nuevos análisis de pruebas que conecten al principal sospechoso, fugado de la justicia, con la escena del triple crimen
21 dic 2022 . Actualizado a las 14:10 h.El caso Alcácer tiene ya treinta años. El pasado 13 de noviembre se cumplieron tres décadas de la desaparición de las niñas Miriam, Toñi y Desirée. Salieron aquel día de sus casas en el municipio valenciano de Alcácer para dirigirse a la discoteca de una localidad cercana, Picassent, a poco más de 3 kilómetros y cinco minutos en coche. No se volvería a saber de ellas hasta 75 días después, cuando sus cuerpos fueron hallados en una zona montañosa tras haber sido violadas, torturadas y asesinadas.
Y treinta años después, el crimen sigue sin cerrarse, porque uno de los principales sospechosos, Antonio Anglés, ha desaparecido y apenas hay rastros consistentes sobre dónde se podía encontrar. Aunque su amigo Miguel Ricart fue condenado en 1997 a 170 años de prisión -fue puesto en libertad en el 2013 en aplicación de la doctrina Parot-, se cree que Anglés consiguió darse a la fuga.
En esta laboriosa y enrevesada investigación hay una fecha clave. El 14 de diciembre del 2029, en el que el caso quedará prescrito. Por ello, el juzgado de Instrucción número 6 de Alcira (Valencia), que dirige la investigación de la pieza separada del caso que aún permanece abierta, ha ordenado el análisis de la moqueta en la que envolvieron los cuerpos de las niñas.
Además, en el auto al que tuvo acceso Efe, el juez ha solicitado a los agentes de la Guardia Civil la realización de otras pruebas, entre ellas, nuevos análisis genéticos de la ropa de Toñi, Miriam y Desirée, las tres menores asesinadas. El juez también ha dado autorización para que se realice un análisis de un pedazo de papel mojado que fue hallado en la fosa y sobre el que se practicaron análisis que resultaron infructuosos. Unas pruebas cuyo objetivo es el de la búsqueda de restos de sangre, semen y ADN que conecten a Anglés, principal sospechoso y fugado con la escena del crimen.
En cuanto a la prueba de la moqueta, será el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid quien realizará los análisis a petición de la Asociación Laxshmi para la lucha contra el crimen - acusación popular en la causa - una vez que el servicio de Criminalística de la Guardia Civil se persone en el almacén judicial de Ribarroja de Valencia para su posterior traslado a Madrid.
Sobre el papel mojado hallado en la fosa, será un laboratorio privado de la capital española el responsable de analizar dicho objeto con el objetivo de averiguar si existe algún tipo de dibujo o tipografía relacionado con el día en el que las tres menores desaparecieron, según explicaron fuentes de la asociación. De esta manera, la acusación popular intenta conseguir un «impulso procesal» a las pruebas.
Asimismo el magistrado David Cabrera ha accedido a algunas de las peticiones realizadas el pasado mes de julio por la Asociación Laxshmi, cuando solicitaron también un análisis de la sábana que cubría un colchón de espuma en la caseta de La Romana, dos trozos de carrocería y madera y varias fibras de un colchón, junto a las prendas de ropa de las menores.
Personación reciente en el caso
No es la primera vez que la Asociación Laxshmi solicita al juzgado de Instrucción pruebas para continuar con la investigación del caso. Anteriormente, promovieron el análisis de pelos y otros posibles restos forenses en el vehículo de Miguel Ricart, único condenado en el caso Alcácer a penas que suman 170 años de prisión por el triple crimen y que se encuentra en libertad desde el 2013, así como de Antonio Anglés, todavía en busca por Interpol y Europol.
Hay mucho desconocimiento en cuanto a lo que sucedió con Antonio a partir de ese día. Miguel Ricart, acogido a la doctrina Parot, cumplió solo 21 años de los 170 a los que había sido condenado. Sin embargo, de Anglés no se volvió a saber nada. El 14 de diciembre de 2029 quedará prescrito el caso, y hasta entonces estará en busca y captura, vivo o muerto. La última pista llevó la investigación hasta una playa de Irlanda, donde apareció un cráneo que podía ser el de Anglès. Los análisis descartaron esa posibilidad.
La familia de Anglès inició los trámites para certificar su muerte
Antonio Anglés sigue siendo uno de los fugitivos más buscado de toda Europa. La Interpol mantiene la orden para capturarlo a pesar del misterio sobre su paradero y sin que haya pruebas claras de que esté vivo o muerto. Sin embargo, su familia inició en septiembre de este año los trámites para declarar su defunción. Según publicaba el diario Las Provincias, decidieron poner en marcha este procedimiento motivada no por el hecho de que está muerto, sino por quedarse con sus bienes después de llevar 30 años sin tener noticias suyas.
Dos de los hermanos de Anglès, Enrique y Roberto, que fueron investigados por el caso ya han fallecido. En junio del 2020, el programa Espejo Público emitió un reportaje sobre la vida millonaria que llevaban. La policía investigó el patrimonio de esta familia. En la época en la que su hermano Antonio Anglés fue acusado del crimen de Alcàsser vivían en condiciones infrahumanas con puertas rotas por las cerraduras que iban colocando ya que temían que unos se robaran a otros. Después lograron un patrimonio inmobiliario cercano al millón de euros. Dos décadas después del crimen lograron un gran salto en su rol de vida, según este programa, que asegura que la Policía sospecha que pueden haber blanqueado dinero.