Trece fallecidos en Murcia en el incendio más mortífero en una discoteca en 30 años

R. García Bastida / M. L. MURCIA / COLPISA, LA VOZ

ESPAÑA

Las cinco personas en paradero desconocido tras la tragedia han podido ser localizadas con vida y en buen estado. Las llamas se propagaron desde una sala de fiestas llena de público a dos locales adyacentes. Además de las víctimas mortales, hubo 24 heridos

02 oct 2023 . Actualizado a las 13:03 h.

Trece muertos y 24 heridos es el nuevo balance del fatídico incendio ocurrido en la madrugada de ayer en una zona de ocio de Murcia, las Atalayas, el más mortífero registrado en España en un local de ese tipo desde la tragedia vivida el 14 de enero de 1990 en la discoteca Flying de Zaragoza, donde murieron 43 personas.

En la mañana de este lunes, fuentes del ayuntamiento de Murcia han informado de que las cinco personas que permanecían en paradero desconocido habían sido localizadas con vida y en buen estado. 

En la madrugada del domingo, al parecer, a las seis de la mañana hubo un cortocircuito y las llamas se extendieron desde la planta primera de la discoteca La Fonda a la adyacente Teatre y de esta a Golden a través del falso techo.

Los heridos más graves son dos mujeres y dos hombres, de entre 22 y 45 años. Otros resultaron con heridas de carácter leve, según el alcalde de Murcia, y acudieron a los centros sanitarios de la ciudad por su propio pie.

Al parecer, a todas las víctimas mortales —tres de las cuales fueron identificadas por las huellas dactilares— las localizaron en La Fonda. En su primera planta celebraba su cumpleaños el nicaragüense Eric Hernández con un numeroso grupo de jóvenes de su país que a primera hora de la mañana se encontraban desolados esperando noticias de amigos y familiares desaparecidos.

Extinguido el fuego, los bomberos lograron acceder a la zona más afectada por las llamas, con severos daños estructurales, y extraer los cuatro primeros cuerpos sobre las diez de la mañana.

El servicio de Bomberos del Ayuntamiento de Murcia comenzó a apuntalar la estructura del edificio que, en un momento dado, con motivo de las altas temperaturas, colapsó hacia el interior. Cuando el calor haya bajado y esté asegurada la zona, los funcionarios de la Brigada de Policía Científica realizarán una investigación completa junto con el cuerpo de Bomberos acerca del origen del incendio, así como con el grupo de investigación de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía Nacional de Murcia.

Las labores de los bomberos de apuntalar y asegurar la zona se alargarán, previsiblemente, durante varios días o toda la semana, para poder garantizar la integridad de todas las personas que tienen que acceder al interior para trabajar. No descartan encontrar nuevas víctimas mortales, ya que la estructura que ha caído dificulta las labores de localización de posibles desaparecidos.

El alcalde de Murcia, José Ballesta, explicó que «los trabajos de extracción son extenuantes, los bomberos salen y se tumban en el suelo con oxígeno, tienen que beber agua porque cuesta bastante trabajo».

El subinspector Diego Seral, portavoz de la Policía Nacional en Murcia, señaló que el incendio se había originado en una nave que «en su momento se partió, es un local que originariamente era la discoteca Teatre y que en un momento dado se dividió en dos negocios de hostelería totalmente diferenciados».

Identificación de las víctimas

Además, el portavoz policial advirtió que las labores de identificación de los fallecidos se van a dilatar en el tiempo y esta información se aportará cuando estén completamente identificadas.

Al lugar del incendio se desplazaron unos 40 bomberos en 12 vehículos , así como varias ambulancias. El Ayuntamiento, que se personará en la causa, habilitó el Palacio de los Deportes de Murcia para atender a los familiares de las víctimas mortales y los desaparecidos. Allí trabajan un equipo de psicólogos, personal social, diez empleados de Protección Civil y dos policías locales con los familiares y amigos en dos salas. Se dispuso una tercera sala para los casos más graves que requieran atención psicológica.

Las condolencias de las máximas autoridades del país y de la región no se hicieron esperar, desde el presidente Pedro Sánchez, y la vicepresidenta Yolanda Díaz hasta el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijoo, y presidentes autonómicos y alcaldes, pero también del Gobierno de Francia.

La zona de las tres discotecas y de otra decena de locales, conocida como las Atalayas, es una de las principales áreas de ocio nocturno de la capital murciana, a poco más de un kilómetro de la ciudad y que suele ser foco de disturbios e intervenciones policiales.

Otras tragedias en el ocio nocturno: de Alcalá 20, a Flying y a la estampida de Madrid Arena en el 2012

mateo balín

El incendio de Murcia ha vuelto a revivir las grandes tragedias mortales en discotecas o salas de conciertos del país. Dos incendios en 1983 y 1990 dejaron 125 muertos en locales de Madrid y Zaragoza y otras cinco jóvenes más perdieron la vida en el 2012 en una macrofiesta que superaba el aforo permitido.

Alcalá 20, la chispa mortal

Eran las 4.45 de la madrugada del 17 de diciembre de 1983, apenas un minuto después de que se parara la música y el personal de la sala ordenara a los jóvenes abandonar el local, ubicado en los sótanos del Teatro Alcázar de Madrid. Quedaban unas 200 personas. La chispa de un cortocircuito prendió las cortinas y las llamas se propagaron por el local, decorado con más de 5.000 kilos de textiles, plásticos y cartón piedra, materiales todos altamente inflamables. Los bomberos encontraron amontonados al menos 20 cadáveres. Las puertas de emergencia estaban cerradas o bloqueadas. De las 82 víctimas, 36 murieron por asfixia o aplastamiento, 32 carbonizadas y otras 13 más intoxicadas. El local se había inaugurado tres meses antes del suceso, pese a varias irregularidades. El Estado pagó 12 millones como responsable civil subsidiario.

Flying, la trampa del falso techo

El incendio de la discoteca Flying de Zaragoza ocurrió el 14 de enero de 1990. Murieron 43 personas al inhalar los gases provocados por el fuego. El local, en el casco histórico, tenía planta baja y sótano. Había más de 70 personas. El fuego se inició poco después de las 2.30 de la madrugada, y según investigaciones posteriores, comenzó por un fallo eléctrico. Se produjo un apagón que originó fuego en un falso techo. El sótano ya se había convertido en una trampa mortal. Algunos cadáveres fueron encontrados en las escaleras, pero otros fueron hallados en la sala inferior, algunos sentados, tras un primer desvanecimiento por la inhalación de gases. El proceso judicial duró 20 años. El encargado y el dueño de la discoteca fueron procesados por homicidio imprudente.

Madrid Arena, avalancha

El siniestro del pabellón Madrid Arena ocurrió la madrugada del 1 de noviembre del 2012 en ese recinto del Ayuntamiento de Madrid. Murieron cinco chicas durante una macrofiesta. Salieron a la luz múltiples irregularidades entre la empresa promotora de la fiesta, Diviertt, y el Ayuntamiento, si bien la causa esencial fue el exceso de aforo y la apertura de un portón de carga que, al ser usado súbitamente por miles de jóvenes, saturó la pista central y sus pasillos de evacuación, provocando una avalancha humana. En el 2018, el Supremo confirmó la condena a 4 años de prisión al presidente de Diviertt, y tres años al responsable de Madrid Espacios y Congresos S.A., entre otros.

«Me salvé porque bajé a pedir una copa, pero mi familia se quedó atrapada»

Juan Cano 

Murcia / Colpisa

Habían contratado un reservado doble para celebrar el cumpleaños de Eric, que estrenaba década: 30. Les dieron el de la esquina, al lado de los baños, pero también el más alejado de las escaleras. Allí compartieron una botella de Johnnie Walker, bailaron al son de la música latina y brindaron por el cumpleañero. El whisky se acabó y Walter Hernández, que es primo de Eric, se quedó con ganas de otra copa. Se lo comentó a un amigo y juntos bajaron la amplia escalinata que comunica la planta baja con los reservados de la discoteca la Fonda Milagros.

Faltaban minutos para las seis de la mañana. Walter y su amigo pidieron dos copas de ron Barceló con hielo. Mientras esperaban a que la camarera se las sirviera, el joven nicaragüense vio «humo y una llamarada» en el conducto del aire acondicionado que pasa justo sobre la barra de la planta inferior de la discoteca. «Alguien gritó ¡fuego! y todo el mundo salió corriendo», describe. En estos momentos, mientras lee esta crónica, Walter sigue sin saber nada de su primo Eric Hernández, del hermano y la pareja de éste, de la madre de ambos (su tía) y de otros seis amigos.

Son 10 de las víctimas en la tragedia de Las Atalayas, la peor en el ocio nocturno español desde el incendio de la discoteca Flying de Zaragoza, en enero de 1990, donde murieron 43 personas. El fuego de este domingo 1 de octubre afectó a tres discotecas que están situadas de forma contigua y que tenían horario de cierre a las siete de la mañana, por lo que suelen tener una importante afluencia de público a altas horas de la madrugada.

La peor parte se la llevaron la Fonda Milagros, donde al parecer se encontraban los 13 fallecidos, y Teatre. Curiosamente, ambos establecimientos estaban unidos hace tiempo, pero se dividieron en dos y ahora los venían explotando por separado. En Golden, el tercer local afectado, no se han producido daños considerables. Al sofocar las llamas, los bomberos rescataron inicialmente a 11 personas sin vida, pero una vez apagado el fuego, y tras inspeccionar hasta donde pudieron los tres locales, localizaron dos cuerpos más.

Por eso las autoridades no descartan que pueda haber más cadáveres entre la montaña de escombros a la que han quedado reducidos la Fonda y Teatre, teniendo en cuenta que además ayer aumentó el número de desaparecidos, como informó el regidor murciano. El problema, tal y como explicó el cabo de Bomberos Pascual Rabadán, es el peligro de derrumbe. De hecho, hay riesgo de desplome de la fachada, lo que va a retrasar los trabajos de la Brigada de Policía Científica para esclarecer las causas del incendio. «Los bomberos nos han comunicado que van a tardar unas 48 horas en asegurar las estructuras para que los compañeros puedan entrar e investigar el fuego», comentó el subinspector Diego Seral, que es portavoz del Cuerpo Nacional de Policía en la Región de Murcia.

El origen es aún una incógnita. Fuentes próximas a la investigación matizaron que, aunque la tragedia se haya cebado con la clientela de la Fonda, el foco de ignición «no tiene por qué» estar en ese local, dado que se trata de tres establecimientos contiguos que comparten estructuras. «Todo fue muy rápido», continúa Walter. A los pocos segundos, el fuego se intensificó, la luz se apagó y el joven corrió hacia donde intuía que estaba la salida. Al llegar a la calle, el desconcierto. Entre la muchedumbre no adivinó a ver a nadie conocido, así que se fue a casa pensando que su familia había logrado salir antes y que ya estarían a salvo.

No fue así. Los reservados se convirtieron en una trampa mortal y el fuego alcanzó tal temperatura que la estructura «colapsó» y cedió toda la planta superior. Walter vive en un piso compartido con Eric, el cumpleañero; su hermano, la madre de ambos y sus respectivas parejas. En total, seis personas, todos migrantes nicaragüenses que fueron llegando a Murcia en busca de un futuro porque en su país «las cosas están muy mal».

Eric trabaja repartiendo bebidas con un camión y su madre está interna al cuidado de una persona mayor. Eric quiso celebrar su 30 cumpleaños con los familiares y amigos que tiene en Murcia, en total unas 35 personas que se reunieron para cenar a las 21.30 horas en un restaurante que, curiosamente, también se llama La Fonda. Poco antes de medianoche el grupo se marchó a la discoteca del mismo nombre. Algunos se fueron durante la madrugada. Walter calcula que, cuando se desató el incendio, quedarían unos 15.