Sánchez reta a Feijoo a pactos de Estado para aplacar su tormentoso inicio de legislatura

Paulas de las Heras, Lourdes Pérez MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el canciller de Alemania, Olaf Scholz, en la convención anual del partido socialdemócrata germano en Berlín.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el canciller de Alemania, Olaf Scholz, en la convención anual del partido socialdemócrata germano en Berlín. LIESA JOHANNSSEN | REUTERS

Menos de un mes después, el presidente evidencia los escollos del Gobierno, que forcejea con el PP por el diálogo en plena tramitación de la ley de amnistía

10 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace poco más de tres semanas, en su discurso de investidura contra pronóstico, Pedro Sánchez abundó en la justificación de la ley de amnistía y del resto de los pactos con los independentistas como el producto de tener que hacer «de la necesidad virtud» tras el endiablado escrutinio del 23J. Fue en esa intervención en la que reivindicó su renovado Gobierno de coalición, esta vez con Sumar, como «un muro» democrático frente al avance del extremismo de derechas en el mundo y con el que emparentó no solo a Vox, sino también al PP. Los aludidos se han aferrado a la metáfora para presentarla como la constatación de que Sánchez, que ayer incidió en hacer bandera de la socialdemocracia como freno a la radicalidad en el congreso del SPD alemán, excluye a «la mayoría social» del país cuando se ata para retener el poder al Junts del prófugo Carles Puigdemont y al conjunto del soberanismo catalán y vasco.

Nada apuntaba, por tanto, a un reacomodo de las posiciones. Pero el lustro que acaba de cumplir el bloqueo en la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la conmemoración del 45º aniversario de la Constitución han ofrecido a Sánchez la palanca para incitar a Alberto Núñez Feijoo a restablecer el diálogo —roto desde que el PP se borró hace un año del acuerdo para actualizar el CGPJ al sentirse engañado por la negociación paralela de los socialistas con ERC para derogar la sedición— y explorar pactos de Estado que el presidente circunscribe a tres materias: la renovación del Consejo, la reforma del artículo 49 de la Constitución para cambiar el peyorativo término «disminuidos» por «personas con discapacidad» y el reajuste del modelo de financiación autonómica. Feijoo está dispuesto a atender la llamada anunciada por Sánchez en los corrillos del Día de la Constitución, pero ya ha avisado a su rival de que desista de usar la comisión de trabajo que propugna ahora para «blanquear» los foros con los independentistas en los que, reprocha, se dirime la legislatura.

Bronca a la vista

Los populares rumian que la verdadera pretensión del líder socialista es «tapar la amnistía» que regresará al epicentro de la bronca política este martes, con el debate en el Congreso de la toma en consideración de la norma y, también, de las comisiones pactadas por el PSOE con sus aliados para investigar si España incurre en lawfare, la supuesta guerra legal en su contra que denuncian los separatistas. El debate en el Congreso volverá a colocar los focos sobre la amnistía después de menos de un mes desde la investidura sin tregua para Sánchez, que ha cruzado el vendaval de la primera y atípica reunión con mediación internacional en Suiza con Puigdemont, se ha visto inmerso en una insólita crisis diplomática con Israel, ha recibido varapalos judiciales contra el fiscal general del Estado y la presidenta del Consejo de Estado por él elegidos, ha visto nuevamente cuestionada su política de nombramientos al situar al exjefe de Comunicación de la Moncloa al frente de la agencia Efe y asiste a un escollo añadido con la ruptura de Podemos con Sumar.

Ni siquiera un éxito como la presidencia del BEI para la número dos del Ejecutivo y su responsable económica, Nadia Calviño, se libra de las aristas. Calviño ha protagonizado un sonado enfrentamiento con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, por la modificación de la prestación del paro comprometida con Bruselas para recibir los fondos Next Generation.