El juez de la trama rusa abre la puerta a imputar a Puigdemont por alta traición

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El presidente de Junts, Carles Puigdemont, en Bruselas tras conocerse el acuerdo con Pedro Sánchez
El presidente de Junts, Carles Puigdemont, en Bruselas tras conocerse el acuerdo con Pedro Sánchez OLIVIER MATTHYS | EFE

El instructor revela nuevos vínculos del exmandatario con el Kremlin

04 feb 2024 . Actualizado a las 22:10 h.

Vuelven con fuerza las sospechas de que Carles Puigdemont buscó el apoyo del Kremlin, siempre interesado en desestabilizar cualquier región europea, para potenciar el procés independentista en otoño del 2017. El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, asegura que Puigdemont y miembros de su entorno mantuvieron «estrechas relaciones personales» con políticos de extrema derecha alemana e italiana, además de con responsables del Gobierno de Vladimir Putin, para buscar apoyo «económico y militar» para la independencia de Cataluña.

El instructor del llamado caso Voloh, que investiga las supuestas interferencias del Kremlin en el procés, sitúa en el epicentro de esta trama al exdirigente de CDC Víctor Terradellas y al jefe de la oficina de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, ambos, estrechos colaboradores del expresidente fugado en Waterloo.

Aguirre concluye que Rusia tenía interés en el procés por su propósito de «desestabilizar la Unión Europea» y, sobre todo, por su obsesión por «establecer relaciones de influencia política y económica con el Gobierno de Cataluña si este se independizaba. El entorno de Puigdemont había comenzado ya a trabajar para desarrollar una «legislación propia sobre las criptomonedas adecuada a los intereses rusos»

Cataluña, ariete contra la UE

El instructor, que parece abrir la puerta a acusar a Puigdemont por alta traición en puertas a la aprobación de la ley de amnistía, insiste en la «abundante documentación» con «datos que identifican a personas» y que «confirmarían las estrechas relaciones personales existentes» entre varios miembros del equipo del líder de Junts con «individuos de nacionalidad rusa, alemana o italiana», entre ellos cargos diplomáticos o miembros de los «servicios secretos rusos».

La operación del Kremlin también buscaba usar a Cataluña como ariete contra la UE si se iniciaba una «guerra entre la Unión Europea y Rusia». El magistrado llega a afirmar —a la vista de «algunos mensajes encontrados en el teléfono móvil del investigado Víctor Terradellas»— que «la invasión de Ucrania y la consecuente limitación del suministro de gas a Europa» era «el primer paso importante de la estrategia política del Gobierno ruso para la desestabilización de la democracia en la Unión Europea».

Tanto en este sumario como en el juicio sobre el procés ya aparecieron menciones sobre la promesa del Gobierno de Moscú de aportar 10.000 soldados o mercenarios para que Cataluña contase con una estructura militar transitoria hasta que formara su propio ejército. Según una conversación grabada entre Terradellas y otro dirigente secesionista, Puigdemont se quedó «anonadado» por esa oferta, pero «se cagó en los calzoncillos» ante el ofrecimiento de que tropas rusas entraran en Cataluña.

Aguirre indaga desde octubre del 2020 las injerencias rusas en Cataluña, en el marco de una investigación que originariamente era sobre el desvío de fondos públicos para financiar el órdago independentista. A raíz de la intervención de teléfonos móviles de 18 de los implicados se fueron conociendo los vínculos de Puigdemont y su entorno con el Kremlin. 

Pagar la deuda pública

De hecho, el propio Puigdemont llegó a tener el 27 de octubre del 2017, día de la declaración unilateral de independencia (DUI), una reunión con intermediarios rusos, entre ellos Nikolái Sadovnikov, supuestamente enviado por Putin, en la vivienda oficial del presidente de la Generalitat. En este encuentro también estuvieron Elsa Artadi y Víctor Terradellas. Los rusos, además de prometer los mercenarios, se ofrecieron a ayudar a pagar con criptomonedas los 77.740 millones de euros de deuda pública de Cataluña con España. En su declaración, Terradellas confirmó que los emisarios de Moscú ofrecieron soldados y dinero, pero quitó hierro a esas propuestas.