El hijo de 15 años confiesa el crimen de su madre en Castro-Urdiales y denuncia que los maltrataban: «Cogí un cuchillo y le corté el cuello»
ESPAÑA
El chico declaró en Fiscalía que la mujer le estaba pegando, que esa situación era habitual y que su hermano intentó ayudarle. El futuro de los hermanos: un máximo de cinco años de reclusión para el mayor y el menor podría volver con su padre. Celadora en el hospital de Cruces y catequista: así era Silvia
09 feb 2024 . Actualizado a las 19:36 h.«Cogí un cuchillo y le corté el cuello». Con esa declaración tan franca como terrorífica, el hijo de 15 años detenido en Castro-Urdiales (Cantabria) por el brutal asesinato de su madre adoptiva, Silvia López Gayubas, de 48 años, confesó el crimen ante la Fiscalía de Menores de Santander, que después solicitó su internamiento durante seis meses en régimen cerrado en un centro, petición que aceptó el juzgado.
El chico ofreció todo tipo de detalles durante su declaración y denunció que tanto él como su hermano de 13 años sufrían maltratos habituales en casa, especialmente por parte de la madre. Ha relatado insultos, faltas de respeto y que les pegaban de forma habitual y que esa situación es la que motivó el terrible desenlace. La Guardia Civil debe ahora confirmar estas acusaciones, que no cuentan con respaldo oficial dado que no había ningún tipo de denuncia ni indicio que apuntase a esa situación de violencia familiar, como han confirmado tanto la Delegación del Gobierno como el propio ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. Sin embargo, el instituto armado ya ha iniciado esa tarea de verificación interrogando a vecinos, profesores y compañeros de clase en el colegio en el que estudiaban los dos chicos, el Menéndez Pelayo. Y han aparecido ya algunos testimonios que podrían apoyar lo dicho por el adolescente.
En la tarde del miércoles, el día en que se produjo el crimen, tuvo lugar una de esas frecuentes discusiones que han corroborado los vecinos de la urbanización en la que vive la familia, Monte Cerredo. En esta ocasión fue por una mala calificación en el colegio, que la madre le reprochó. Siempre según su testimonio, cuando volvieron de clases de inglés y entraron en la cocina de la vivienda la situación se volvió más violenta. «Me empezó a pegar y me agarró del cuello», ha relatado. Ante lo cual, su hermano de 13 años salió en su ayuda y se colgó de la espalda de la mujer, que se desestabilizó y cayó al suelo. Fue en ese instante en el que el mayor cogió un cuchillo de la encimera y se lo clavó en la parte posterior del cuello. En Fiscalía explicó que, llevado por la rabia y el miedo, le asestó varias puñaladas más, aunque ya estaba muerta.
Fue para evitar que todo el suelo se manchara de sangre por lo que decidieron ponerle varias bolsas de basura en la cabeza. Por esta misma razón desnudaron a su madre y también ellos se quitaron la ropa. Después, tiraron todas las prendas empapadas en sangre a un contenedor, donde las encontró la Guardia Civil, y trataron de eliminar todas las manchas del suelo. A continuación, bajaron el cadáver al garaje y lo depositaron atado de pies y manos en la parte trasera del coche. Su intención era deshacerse del cuerpo, pero como no saben conducir acabaron estampando el vehículo contra la pared. Cambiaron el plan sobre la marcha y atendieron una llamada de la abuela al teléfono móvil de la madre. Al descolgar, le dijeron que los habían secuestrado a los tres. La señora, alertada, fue la que dio aviso a la Guardia Civil y cuando acudieron a la casa se toparon con la macabra escena.
Los dos hermanos habían escapado y deambularon por el pueblo. Hay testimonios de que los vieron en un bar, aunque los investigadores aún tienen que confirmarlos. Lo cierto es que tras una intensa búsqueda con controles en todas las entradas y salidas de Castro-Urdiales, al final los agentes los encontraron en una zona de acantilados del parque Cotolino. Eran más de las dos de la madrugada del jueves.
El mayor fue detenido allí mismo, pero el pequeño logró protagonizar una breve huida por la zona arbolada cercana. Como es inimputable, no tiene responsabilidad penal, por lo que quedó bajo custodia policial. Lo que ha trascendido es que su versión coincide con la de su hermano. Desde esa madrugada, duerme en un centro de menores.
Un detalle que inclina a los investigadores a dar credibilidad a los hermanos es que el de 13 podría haber aprovechado su condición de inimputable para echarse toda la culpa del crimen y evitar a su hermano el juicio y un posible internamiento. Pero no ha sido así, y por eso podrían estar contando la verdad.