La madre de Gabriel Cruz tilda de «lavado de cara» la decisión de aislar a Ana Julia Quezada, la asesina de su hijo

LA VOZ REDACCIÓN

ESPAÑA

Patricia Ramírez, la madre del niño Gabriel Cruz
Patricia Ramírez, la madre del niño Gabriel Cruz Carlos Barba | EFE

Patricia Ramírez interpondrá querellas judiciales contra la reclusa por haber mantenido, supuestamente, entrevistas para un documental sobre el caso

16 may 2024 . Actualizado a las 20:09 h.

Patricia Ramírez, la madre de Gabriel Cruz, ha tildado de «lavado de cara» la decisión de la cárcel de Brieva, en Ávila, de enviar a una celda de aislamiento a la asesina de su hijo, Ana Julia Quezada, y cree que todo lo que está pasando con respecto a la reclusa «es demencial».

El centro penitenciario tomó la determinación de aislar a la presa después de que Patricia Ramírez anunciase que interpondría querellas judiciales contra Quezada por haber mantenido, supuestamente, entrevistas de cara a la realización de un documental sobre su vida. La madre de «El Pescaíto» se convirtió, tras el estreno de la serie de Netflix El Caso Asunta, en una de las abanderadas contra las «malas prácticas» y el «sensacionalismo» con el que se abordan desde el mundo audiovisual los crímenes más mediáticos. «Se están intentando lucrar de su muerte», denunciaba.

Solo unos días después de esas declaraciones, Ramírez conocía, a través de una «fuente directa», que la propia asesina de su hijo estaba colaborando en un documental sobre el crimen, por lo que amenazó con acciones judiciales y pidió que se paralizase el rodaje. La cárcel tomó entonces la decisión de llevar a la presa a una celda de aislamiento, lo que le impide entrar en contacto con otras reclusas. Pero para la madre de Gabriel, no es suficiente. Se trata solo, en su opinión, de un paripé.

«Es un lavado de cara», define Patricia Ramírez, que destaca que nunca ha sido informada de la medida. Y pone un ejemplo que, en la práctica, la haría inútil para evitar la participación de la presa en el documental: «Si yo soy una amiga suya, y estoy autorizada, o si soy un familiar o su abogado, se puede sentar alguien al lado, hacer la videoconferencia y volver a grabarla».

En todo caso, la madre de Gabriel puntualiza que jamás acusó a los propios funcionarios de ayudar a grabar el documental, aunque desliza la sospecha de que Quezada dispone en prisión de un dispositivo móvil. «He dicho que parece que tiene un móvil en la cárcel», recalca, y añade que «parece ser que hay complicidades por parte de los funcionarios». «Y hasta aquí puedo leer, porque se va a abrir un procedimiento judicial», insiste.

También lamenta la confusión y cree que todo el asunto podría haberse resuelto y concluido de forma privada. «Lo tenían muy fácil», comenta, «podrían decir: "mira, se nos ha colado en las videoconferencias, es posible que hubiese irregularidades", y a partir de ahí aseguramos que vamos a hacer lo imposible para evitar que vuelva a suceder», argumentando que, de haber sido así, «aquí paz y después gloria; y a mi casa, que es donde tengo que estar».

Desde la prisión niegan la posibilidad de que la reclusa tenga acceso a estos dispositivos. Fuentes penitenciarias han recalcado que Ana Julia Quezada fue sometida a un registro, en el que no se encontró nada relevante, y han insistido en que no hay ningún indicio que les permita aventurar que la presa tenga un teléfono móvil con el que participar en la grabación de la serie documental.

Cruzada contra el «true-crime»

Apenas unos días después del estreno en Netflix de El caso Asunta, Patricia Ramírez se manifestó en contra de este tipo de producciones audiovisuales, lamentando las «malas prácticas» y el «sensacionalismo» en las que ha estado envuelto su «caso y otros casos violentos mediáticos en España» y subraya la «necesidad» de «un tratamiento adecuado de las noticias de sucesos» que evite la «vulneración de derechos fundamentales».

La madre de Gabriel, que ya en su día inició una campaña de recogida de firmas para solicitar al Congreso que pusiera en marcha una ley que prohibiera «utilizar y beneficiarse» de la imagen de su hijo, también contó que han recibido a lo largo de los años todo tipo de ofertas que han rechazado, una a una. «Hemos manifestado continuamente que no queríamos participar de hacer ni documentales ni series con la muerte de Gabriel», contó.

Descubrir que algunos periodistas habían ido a hablar con la asesina de su hijo fue la gota que colmó el vaso. Criticó a «cualquier medio de comunicación que se dignase a darle voz a la asesina de Gabriel Cruz», incidiendo especialmente en aquellas que daban la posibilidad de una contraprestación económica que le pueda servir a Quezada para abonar la responsabilidad civil a la que fue condenada, de un millón de euros.

La desaparición

Gabriel Cruz, apodado «El Pescaíto», desapareció el 27 de febrero del 2018 cuando pasaba la tarde con su abuela y con Ana Julia Quezada, la pareja de su padre en ese momento, en la finca familiar de La Hortichuelas, en Níjar.

El pequeño, de solo ocho años, desapareció en el camino entre la casa de su abuela y la de otros familiares, que se encontraba solo a cien metros. No fue encontrado hasta doce días después, tras la ayuda de 3.000 voluntarios y 2.000 profesionales de las emergencias, en la que fue la mayor búsqueda de un desaparecido en España.

Lo que no se sabía en ese momento era que una de las personas que, aparentemente, más estaba sufriendo su ausencia, era su asesina. Se trataba de la propia novia de su padre, que confesó los hechos tras su detención y después de que la Guardia Civil encontrase el cuerpo del niño en el maletero de su coche. Por ello fue condenada en el 2019 a prisión permanente revisable.