La heredera al trono vive este viernes su primer viaje oficial al extranjero. El rey recibió el mismo reconocimiento en 1988
12 jul 2024 . Actualizado a las 16:54 h.La princesa Leonor aseguró este viernes sentirse «muy feliz» por que Portugal haya sido su primer viaje oficial en el extranjero y subrayó que las relaciones con España van más allá de su vecindad, al traducirse en «una amistad sincera y un respeto profundo y mutuo» entre los dos países que le hacen «sentirse como en casa».
«Este es un viaje que esperaba con muchas ganas», confesó Leonor de Borbón en el breve discurso pronunciado en el almuerzo ofrecido por su anfitrión en el Palacio de Belém de Lisboa.
Tras recordar que hace diez años, Portugal,«este querido país», fue el primer destino de sus padres como reyes de España tras la proclamación de Felipe VI, la princesa de Asturias resaltó: «No puedo negar lo especial que es también para mí estar aquí hoy». De aquel viaje, añadió que, don Felipe y doña Letizia le hablaron de Portugal con «com saudade» (gran afecto), y del cariño que recibieron en sus calles.
A su juicio, España y Portugal «comparten una vecindad que va mucho más allá de la simple proximidad geográfica». Calificó esta relación de «multidimensional», lo que —prosiguió— «se traduce en una amistad sincera y un respeto profundo y mutuo» entre los dos países ibéricos.
Sobre su visita
El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, impuso este viernes a la princesa Leonor la Gran Cruz de la Orden Militar de Cristo, una de las más altas distinciones del país luso, tras darle la bienvenida con motivo de su visita a Lisboa, la primera de carácter oficial que la heredera al trono español hace al extranjero.
El Palacio de Belém, residencia presidencial, fue el escenario de la entrega de la banda de seda roja como reconocimiento a lo que la hija mayor de Felipe VI, de 18 años, representa como heredera a la Corona española.
La imposición tuvo lugar tras la bienvenida oficial con honores de jefe de Estado en la residencia presidencial y el saludo a las delegaciones, de la que forman parte el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, y su homólogo portugués, Paulo Rangel.
Vestida de rojo, la princesa se llevó la mano al corazón en señal de agradecimiento una vez que Rebelo de Sousa le colocó la cinta. «Es un homenaje a vuestra alteza, al Reino de España y a nuestra amistad para siempre», proclamó el mandatario portugués, que en el 2018 fue galardonado con el Premio Fernández Latorre.
Recordó que la Gran Cruz de la Orden de Cristo la recibió su padre, Felipe VI, en 1988, cuando Mario Soares ocupó la presidencia. A la entonces princesa Letizia también se la concedieron en el 2006 y lució por primera vez la banda diez años después, en la visita de Estado que hicieron a Portugal.
Antes de ella, la recibieron el rey Juan Carlos (1996), la reina Sofía (1978) y Juan de Borbón (1986), además de las infantas Elena y Cristina, que la recibieron a la vez que su hermano. La Orden de Cristo, de color rojo y cuyo símbolo es una cruz latina, fue fundada en 1318 por el rey Dinis y confirmada por el papa Juan XXII un año después y reconoce a aquellas personas que han prestado servicios sobresalientes al país en el desempeño de su labor.
Tras la entrega de la banda, tuvo lugar el encuentro entre Rebelo de Sousa y la princesa, de 18 años, con las dos delegaciones, integradas por los ministros, los embajadores y los jefes de la Casa del Rey y de la Casa Civil portuguesa.
También dieron un paseo por los jardines de la residencia oficial que reflejó el aprecio del presidente portugués hacia la hija de Felipe VI, fruto de la estrecha amistad que le liga a él desde que llegó al cargo en marzo de 2016