Felipe VI embarca en Cartagena en el Isaac Peral, el primero de una serie de cuatro sumergibles de la clase S-80 plus
19 may 2025 . Actualizado a las 16:37 h.Felipe VI ha visitado este lunes en el Arsenal Militar de Cartagena el submarino S-81 Isaac Peral, el primero de una serie de cuatro submarinos de la clase S-80 plus. El rey se desplazó hasta el arsenal para conocer la unidad, ya que se considera que es una de las más modernas de la Armada. El proyecto, controvertido en su momento, es ya una realidad y el buque finalizó su calificación operativa, lo que le permite estar disponible para cualquier misión. El próximo mes de junio debutará en un ejercicio en el archipiélago canario, tanto en Tenerife como en Las Palmas, coincidiendo con la celebración del Día de las Fuerzas Armadas. En las últimas semanas del S-81 surcó aguas gallegas y estuvo amarrado en Ferrol y Marín.
El rey, que ha llegado puntual a la cita, ha embarcado en el submarino. Los nuevos S-80, por primera vez en la historia de la Armada, tendrán la capacidad de lanzamiento de misiles, de manera que se podrá atacar a unidades de superficie desde posiciones alejadas e incluso realizar ataques selectivos sobre objetivos de tierra costeros.
La visita del rey coincide, precisamente, con la superación de las pruebas operativas que ha realizado el submarino desde hace año y medio en aguas de Cartagena, después de que en noviembre del 2023 la ministra de Defensa, Margarita Robles, presidiera el acto de entrega a la Armada del S-81 Isaac Peral, «un hito histórico», dijo, con el que España entra en el club de la decena de países con capacidad para diseñar y construir submarinos.

Será el quinto sumergible de la Armada bautizado con el nombre del insigne marino español y cuenta con unas capacidades destacables, como guerra antisuperficie y antisubmarina y proyección del poder naval sobre tierra.
También es capaz de operar en aguas poco profundas y realizar operaciones especiales y evacuación discreta de personal civil. Es destacable también su nivel de vigilancia, reconocimiento y recopilación de inteligencia, además del minado discreto (defensivo y ofensivo) y capacidad de integración en grupos de combate y de disuasión.
El programa S-80 supone el mayor reto industrial y tecnológico afrontado nunca por la industria de defensa nacional, ya que un submarino es un sistema diseñado para operar autónomamente en un entorno muy hostil durante largos períodos de tiempo, por lo que requiere conocimientos altamente especializados en disciplinas diversas.
Según Defensa, el submarino S-80 es una plataforma versátil, capaz de realizar una gran variedad de misiones, continuando y ampliando las capacidades de las que hasta ahora disponía la Armada Española con los submarinos de la clase 70. Y es que supone un salto tecnológico sustancial frente a su predecesor, ya que cuenta con varios sistemas para el control de la plataforma, de combate integrado y de comunicaciones. Precisamente, debido a su alto nivel de automatización puede operar con una dotación única de 32 personas.
Tras el S-81 llegarán otros tres sumergibles que se encuentran en diferentes grados de avance, todos ellos bautizados con nombres de pioneros de la navegación submarina: el S-82 Narciso Monturiol, el X-83 Cosme García y el S-84 Mateo García de los Reyes.
Proyecto cuestionado
El desarrollo de este importante programa estuvo plagado de incidencias. Es el final de un largo camino de luces y sombras. El Isaac Peral navega diez años después de lo previsto y el coste inicial del proyecto se ha disparado. Ha sido una dura y larga travesía.
El proyecto se iniciaba en el 2004, con José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa. La idea era renovar la obsoleta flota de sumergibles españoles, y para ello se planificó construir cuatro submarinos de última generación. El coste total se cifraba inicialmente en 1.750 millones de euros, posteriormente se fijó en 2.135 y ha terminado en 3.907, una década después. Tampoco tiene mucho que ver el diseño inicial con el actual. Dos años después de la puesta en marcha del programa, Navantia asumió el reto de diseñar el submarino en solitario. Y el sumergible estuvo a punto de hundirse. Problemas en el diseño llevaron a un sobrepeso de 125 toneladas que ponían en riesgo su flotabilidad. El proyecto se replanteó y se solventó el problema con la ayuda de una empresa norteamericana. Pero los contratiempos siguieron. «No se estaba siguiendo un modelo de ingeniería de sistemas adecuado», señalaron a Efe fuentes cercanas al programa. El modelo elegido era válido para buques de superficie en los que España es una potencia mundial, pero no para sumergibles, que están más cerca de la tecnología aeroespacial. «Lo más parecido a un submarino es un cohete», explicó un técnico.
A punto de ser cancelado
El proyecto estuvo a punto de ser cancelado varias veces. Muy caro y complicado. El tesón de los ingenieros de la Armada y de Navantia fue esencial para la continuidad del programa. Los retrasos también afectaron a una de las innovaciones más relevantes de los S-80, el llamado sistema AIP. Los submarinos convencionales no nucleares deben subir a una profundidad que se denomina snorkel para recargar sus baterías. Lo hacen a través de unos periscopios que cogen el aire con el que arrancan los generadores, una operación que se realiza una vez al día y que les hace más vulnerables a la detección.

Con el AIP se pueden recargar las baterías en inmersión con una pila de combustible, que emplea hidrógeno producido mediante procesado de bioetanol y oxígeno para generar energía eléctrica. Permite dotar al barco de una autonomía de navegación de hasta tres semanas sin salir a superficie. Este sistema «no llegó a tiempo», reconocen las fuentes consultas. Por ello, ni el S-81 —el entregado en Cartagena— ni el S-82 (Narciso Monturiol) dispondrán de momento de él. Sí el S-83 (Cosme García) y el S-84 (Mateo García de los Reyes).
A pesar de los inconvenientes los S-80 tienen capacidades únicas entre los submarinos no nucleares de la OTAN, según Navantia. La autonomía, la discreción, la automatización y su altísimo nivel de seguridad son las principales características que le distinguen de sus antecesores. Está capacitado para misiones antisubmarinas, operaciones a diversas profundidades, especiales y de evacuación de personal civil, recopilación de inteligencia o disuasión.
Con este proyecto España entra a formar parte del club selecto de una decena de países con capacidad para diseñar submarinos, —Estados Unidos, Rusia, China, Japón, Corea, Francia, Inglaterra, Alemania y Suecia—.