Vox expulsa al gallego Budiño por pedir cuentas a Abascal

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Antonio Budiño, tras anunciar su candidatura como cabeza de lista de Vox por Pontevedra.
Antonio Budiño, tras anunciar su candidatura como cabeza de lista de Vox por Pontevedra. Oscar Vázquez

El exmilitar se despidió del partido en X denunciando una cúpula «fanatizada, manipuladora y falsaria»

05 ago 2025 . Actualizado a las 22:35 h.

Vox insiste en su deriva antidemocrática, en este caso internamente. El partido de Santiago Abascal ha apartado a Antonio Budiño, exgeneral del Ejército de Tierra y excandidato de la formación por Pontevedra en las dos elecciones del 2019, para silenciar el golpe en la mesa que dio en febrero. Budiño había sido uno de los impulsores de la llamada declaración de Barajas, un documento firmado por un centenar de militantes y cargos del partido ultraderechista, en el que le exigían a Abascal que rindiese cuentas y convocase un congreso para volver a los orígenes del grupo.

El exmilitar recibió el expediente el viernes. Fue suspendido de la militancia e inhabilitado para ejercer cargos en el partido durante cuatro años. «Están engañando a mucha gente, escondiéndose detrás de una bandera que no les pertenece y de un discurso que no se entiende», denunció Budiño en su perfil de X. De lo que pedía aquella declaración de Barajas, Vox no hizo nada. No tomó nota de las críticas, que no se vieron reflejadas en la asamblea general ordinaria que celebró en junio en Madrid. Pero sí tomó nota de los firmantes, para expedientarlos por deslealtad y por dañar la imagen de la formación, según alegó la cúpula. «Yo no me escondo —prosiguió Budiño en otro tuit—. Quiero un Vox fuerte, firme y leal a sus principios fundacionales, justo todo lo contrario a este Vox fanatizado, manipulador y falsario. ¡Todo por España, no por el partido!»

Budiño es solo uno más en una larga lista de expulsiones, que ya denunciaban, irónicamente, los firmantes de la declaración de Barajas en febrero. Se referían, entre otros, a exdirigentes de la formación como Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio y Macarena Olona. Cualquier forma de «democracia interna» ha sido suspendida en Vox, señalaban, y apuntaban también al desvío de los fondos del grupo político a un «entramado empresarial».

La declaración final, que leyó la exconcejala de Palencia Sonia Lalanda, recordaba que Vox se había comprometido en su documento fundacional a mantener un «funcionamiento democrático» y una «financiación transparente», así como a «no coartar nunca la libertad de expresión de los miembros del partido». Pero «la cúpula se ha bunkerizado», criticaban los disidentes. En aquel momento, afearon la ruptura «por sorpresa» de los cinco Gobiernos autonómicos con el PP, además del abandono en la Eurocámara del grupo de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, «para abrazar al grupo de extrema derecha Patriotas por Europa [del húngaro Viktor Orbán]». «Una vez hemos salido de casa, ya no vamos a volver», había asegurado Lalanda, con palabras premonitorias. A ella el expediente le llegó el lunes.