El Instituto Cervantes arría la bandera española del palacete cedido por el Gobierno al PNV

ENRIC BONET PARÍS / COLPISA

ESPAÑA

Fachada del edificio parisino recuperado por el PNV.
Fachada del edificio parisino recuperado por el PNV. Isabel Rodríguez Ramiro

Renuncia a alquilar el local, pese a tener opción hasta el 2030

15 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene el aspecto de un lugar sin actividad, y eso no se debe al habitual letargo de agosto. El Instituto Cervantes cerró en abril la biblioteca Octavio Paz, en el número 11 de la avenida Marceau en París, edificio cuya titularidad recuperó el PNV a principios de año. En las últimas semanas, ha retirado la bandera española de la fachada y la placa roja que lo asociaba con la institución cultural. El único rastro de su pasado reciente como biblioteca era, este miércoles, un paquete con prensa española que el cartero había dejado debajo de la puerta.

Aunque el acuerdo a principios de año entre los nacionalistas vascos y el Gobierno central contemplaba la posibilidad de que el Cervantes siguiera utilizando el majestuoso edificio hasta el 2030, a cambio de alquilarlo «a precio de mercado», la entidad vinculada al Ministerio de Exteriores decidió abandonarlo.

El instituto ha gestionado con gran discreción su mudanza. En la web de la biblioteca Octavio Paz solo aparece un escueto mensaje: «Nuestros servicios están limitados debido a motivos técnicos hasta una fecha que comunicaremos en el momento correspondiente». En abril, cerró este centro de documentación, con hasta 50.000 volúmenes —el más grande de literatura castellana en París—. Y a los usuarios se les dio la posibilidad de que alargaran sus préstamos más allá del límite habitual de dos meses.

En la web de la biblioteca también aparece la nueva dirección, en el número 8 de la calle Quentin Bauchard. Situado a apenas cinco minutos andando del palacete haussmaniano del PNV y en la misma zona de los Campos Elíseos y la torre Eiffel, el Cervantes imparte en ese edificio las clases de castellano y otro tipo de talleres. A partir de ahora, concentrará ahí todas sus actividades, tras haber abandonado su segunda sede en París, en la avenida Marceau, justo enfrente de la Embajada española.

Un legado del exilio

El PNV no ha indicado qué utilidad dará a la más lujosa de sus propiedades, que es uno de los legados del exilio del nacionalismo vasco durante el franquismo. Construido a finales del siglo XIX, fue adquirido durante los años treinta por Marino de Gamboa Ucelay, un filipino con origen en Euskadi y pasaporte estadounidense, con fondos del nacionalismo.

El Gobierno vasco, encabezado por el lendakari José Antonio Aguirre, se exilió allí tras el final de la Guerra Civil. Y hay cierto debate entre historiadores sobre si debe pertenecer al PNV o al Ejecutivo autonómico.

Fue en 1951, con la Cuarta República, cuando el régimen de Franco consiguió que las autoridades galas de entonces, amparándose en una decisión tomada por la Francia de Vichy, otorgaran la propiedad a España. Justo detrás de su icónica puerta azul, en la entrada, todavía hay una placa que recuerda el pasado del inmueble vinculado al nacionalismo vasco. «En este local se constituyó los días 8 y 9 de mayo de 1949 el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo», explica esa lámina, que no ha sido retirada.

El PNV ha optado también por la discreción desde que se consumó la operación política por la que el Gobierno central cedió el inmueble a Sabin Etxea. La entrega ha sido controvertida y se ha enfrentado desde el principio a la beligerancia del PP y Vox, muy críticos con la decisión del Ejecutivo de Pedro Sánchez de hacer un «regalo» a sus socios valorado en más de 20 millones de euros.