«Las descalificaciones de los poderes públicos hacia la Justicia son totalmente rechazables»
ESPAÑA
La presidenta del CGPJ, Isabel Perelló, hizo un llamamiento a la calma en la apertura del año judicial
05 sep 2025 . Actualizado a las 22:17 h.Después de una semana de choques y zozobras entre políticos y magistrados, la apertura del año judicial fue este viernes un tanto incómoda; siempre dentro de la solemnidad propia del acto y bajo la mirada estabilizadora de Felipe VI. Los protagonistas, miembros de las dos cúpulas que han monopolizado los titulares de los últimos cinco días, hablaron con firmeza, recogieron las rencillas e intentaron abrir un espacio para la reflexión. En ese sentido, Isabel Perelló, presidenta del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ, el órgano de gobierno de los togados), hizo balance de daños. Rechazó las «insistentes descalificaciones» a su gremio desde el Ejecutivo —por las palabras de Pedro Sánchez, quien dijo el lunes pasado que «hay jueces haciendo política»—, invitó a calmar los ánimos y opinó que ese tipo de discursos solo contribuyen a minar la confianza en los tribunales.
En presencia del rey; el ministro de Justicia, Félix Bolaños; la cúpula judicial y el fiscal general, Perelló recordó la importancia de preservar esa confianza ciudadana y aseveró que «tal forma de proceder» la «socava de forma directa», porque «trata de influir negativamente» en la imagen de los jueces. También reconoció que «no es propio de la magistratura entrar en polémicas ni en críticas a personas ni instituciones [tal vez una crítica velada a los diez vocales conservadores del CGPJ, que el jueves pidieron al fiscal general que no asistiese al acto]», pero la ocasión lo merecía. «Defenderé con firmeza» la dignidad del poder judicial, sentenció.
En su turno, el jefe del ministerio público, Álvaro García Ortiz, tampoco quiso ponerse de perfil ante la tensión institucional que ha venido generando su presencia en el evento. Está procesado por un supuesto delito de revelación de secretos, y hace tiempo que diferentes sectores de las carreras judicial y fiscal piden su dimisión. García Ortiz mostró su respeto a «todas las opiniones» sobre su presencia —si bien no estrechó la mano a los magistrados que, en principio, lo juzgarán— y prometió que solo haría una mención al asunto en su discurso, cuyo objeto era resumir la actividad de la Fiscalía en el 2024. «Si estoy aquí como fiscal general es porque creo en la Justicia y en las instituciones que la conforman —sostuvo—. Creo en el Estado de derecho, en la independencia del poder judicial, en los principios de legalidad e imparcialidad. Y, por supuesto, también en la verdad».
Su discurso prosiguió como de costumbre, pero tuvo un broche inusual: el aplauso de algunos de los presentes. Algo que se interpretó como un apoyo explícito por parte de algunos fiscales y de los diez vocales progresistas del CGPJ. Los mismos que este viernes salieron en defensa de él, de la legalidad de su asiento junto al rey y de la presunción de inocencia.
Un inusitado aplauso rompe la tradición y desata un tira y afloja encubierto
«El acto ha sido como todos los años. Normalidad», comentaba el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, en el canapé después de la ceremonia. Pero sus palabras no podrían estar más lejos de la verdad. Según diferentes fuentes y medios presentes en el Tribunal Supremo, la tensión se mascaba y muchos no podían disimular su enfado. En ese sentido, aunque la mirada templada de Felipe VI sirvió para mantener la solemnidad y las formas, hubo algunas rencillas camufladas bajo el protocolo.
La más importante de ellas, de hecho, consistió en romper dicho protocolo. Cuando el fiscal general terminó de hablar, algunos asistentes aplaudieron, algo nunca visto en la apertura de un año judicial. «Eso no ha sucedido nunca —aseguraba después una magistrada—. Se ha roto una tradición». Eso estableció un tira y afloja encubierto. Después del fiscal habló la presidenta del CGPJ, Isabel Perelló, alabada por los conservadores (los mismos que critican a García Ortiz). Después de que pronunciase su última palabra, un aplauso aún más ruidoso inundó la sala: el de los jueces y fiscales conservadores, clara mayoría.