
«España no tiene bombas nucleares. Tampoco tiene portaviones ni grandes reservas de petróleo. Nosotros solos no podemos detener la ofensiva israelí», dijo el presidente del Gobierno el lunes
12 sep 2025 . Actualizado a las 09:12 h.«España, como saben, no tiene bombas nucleares. Tampoco tiene portaviones ni grandes reservas de petróleo. Nosotros solos no podemos detener la ofensiva israelí, pero eso no significa que vayamos a dejar de intentarlo. Porque hay causas por las que merece la pena luchar, aunque no esté en nuestras únicas manos ganarlas», dijo Pedro Sánchez el lunes pasado cuando anunció sus nueve medidas contra el Gobierno de Benjamin Netanyahu. Esa referencia a las bombas nucleares fue una alusión velada a Estados Unidos, una de las mayores potencias militares del mundo, que sigue facilitando el asedio de los gazatíes enviándole armas a Israel.
Sin embargo, este jueves, el primer ministro israelí encontró una interpretación bien distinta para esas palabras, y decidió enarbolarlas contra el presidente del Gobierno español. Lo acusó de haber expresado una «amenaza genocida flagrante» contra Israel. «Dijo que España no puede detener la batalla de Israel contra los terroristas de Hamás porque “no tiene armas nucleares” —escribió Netanyahu en X, desde su cuenta institucional como primer ministro—. Eso supone una flagrante amenaza genocida contra el único Estado judío del mundo», valoró el mandatario israelí, después de que su Gobierno respondiera el lunes vetando la entrada de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y de la ministra de Juventud, Sira Rego, en respuesta al paquete español para frenar lo que Sánchez calificó, por primera vez, de «genocidio» en Gaza.
Prime Minister's Office:
— Prime Minister of Israel (@IsraeliPM) September 11, 2025
Spanish PM Sanchez said yesterday that Spain can't stop Israel's battle against Hamas terrorists because ‘Spain does not have nuclear weapons.' That's a blatant genocidal threat on the world's only Jewish State.
La lectura —rebuscada— que hace Netanyahu es que el socialista insinuó que, si España tuviese bombas atómicas, las usaría contra Israel. En la práctica, ha respondido a una acusación de genocidio con otra acusación de genocidio. Un ojo por ojo en toda regla.
«Aparentemente, la Inquisición española, la expulsión de los judíos y los sistemáticos asesinatos en masa de judíos en el Holocausto no son suficientes para Sánchez. Increíble», añadió Netanyahu en una respuesta a su propio tuit.
El Gobierno califica de «falsos y calumniosos» los comentarios de la oficina de Netanyahu
El Gobierno español no tardó en reaccionar. Calificó de «falsos y calumniosos» los comentarios y subrayó que «el pueblo español es amigo del pueblo de Israel y del pueblo de Palestina».
A través de un comunicado, el Gobierno recordó una vez más que condenó «inmediatamente» el «atroz atentado cometido el 7 de octubre por el grupo terrorista Hamás» y que exigió «desde el primer día la liberación incondicional de todos los rehenes», pero también que «con la misma determinación» reclama «el cese inmediato de la violencia sin fin en Gaza».
En el comunicado del Ministerio español de Asuntos Exteriores se recuerda que fue este mismo Gobierno el que tomó la decisión de adoptar la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA en sus siglas en inglés) y aprobó el primer Plan Nacional contra el Antisemitismo en el 2023.
72.000 sefardíes
También que España «rechaza cualquier forma de antisemitismo, racismo, xenofobia o intolerancia» y que ha acogido como connacionales en los últimos años a 72.000 sefardíes como resultado de una legislación específica para ellos.
Deja claro de nuevo el Gobierno que España defiende como «único camino hacia la paz» la existencia de dos Estados, Palestina e Israel, que «convivan en buena vecindad y con garantías recíprocas para su paz y seguridad».
Ratifica igualmente que continuará apoyando la labor de los tribunales internacionales «para esclarecer lo que está sucediendo en Gaza desde el 2023». Se refería a la investigación por crímenes de lesa humanidad contra varios dirigentes israelíes por parte de la Corte Penal Internacional, y también al proceso ante el Tribunal Internacional de Justicia contra el Estado de Israel en el marco de la Convención para la Prevención y Castigo del Delito de Genocidio.