
La exministra ha dado orden a sus compañeros de partido de hacer piña con Ana Redondo y el PSOE por el fallo de las pulseras de las víctimas de violencia machista
25 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Ana Redondo ha encontrado en su momento de máxima debilidad un apoyo inesperado, el de Irene Montero y Podemos. El respaldo no es casual. La pareja de Pablo Iglesias se ha visto salpicada por el escándalo del cambio de proveedor de las pulseras telemáticas para proteger a las víctimas de violencia machista.
Montero y su equipo de confianza fueron las encargadas de licitar el concurso que se saldó con la compra de los actuales equipos cuando estalló la polémica de las primeras reducciones de condena por la aplicación de la ley del «solo sí es sí». Aunque también es cierto que la adjudicación definitiva correspondió a la nueva titular del Ministerio de Igualdad. Y que a Ana Redondo le estallaron los problemas de ineficiencia de los nuevos aparatos.
Por eso, ante los primeros dedos que apuntaban a la exministra podemita por su responsabilidad en la definición de las características técnicas de las pulseras, Irene Montero, en plena campaña de relanzamiento personal, con enorme protagonismo en algunos de los actos más conflictivos del final de la Vuelta a España, ha dado orden a sus compañeros de partido de hacer piña con Ana Redondo y el PSOE.
Y eso que su designación como relevo de Montero fue recibido con durísimos ataques por parte de la formación morada, que cuestionó desde el primer momento la idoneidad de Redondo para ocupar el puesto.
Alto en la estrategia
El giro de Podemos llega en el momento de máxima tensión con el PSOE. Los de Ione Belarra e Irene Montero fueron claves en la derrota del Gobierno de coalición en el decreto de cesión de competencias sobre migración a la Generalitat este mismo martes. Y también se han desmarcado de la línea socialista en temas como el decreto sobre el apagón.
Pero el punto de máxima fricción ha llegado con la pretensión de los de Pedro Sánchez de negociar los Presupuestos Generales del Estado por primera vez en esta legislatura. Podemos, tras una consulta a sus bases, anunció dos condiciones básicas para iniciar las conversaciones: ruptura de relaciones con Israel y congelación de los alquileres en España. Ambas medidas son rechazadas, al menos de momento, por el PSOE. Sin los cuatro votos de los morados —y con el no garantizado de PP y Vox—, las cuentas no podrán salir adelante, ya que la oposición sumaría 175 escaños, la mitad del Congreso, y provocaría que la ley decayera. «Es un error su estrategia. Están dividiendo a la izquierda», denunció el PSOE tras su nueva derrota. El apoyo a Redondo es una tregua, pero con fecha de caducidad inminente.