¿Dan los sondeos un vuelco electoral?

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Chema Moya | EFE

Los últimos trabajos demoscópicos ofrecen resultados dispares y recortan distancias entre PP y PSOE, pero la suma de bloques mantiene una holgada mayoría para los populares con Vox

10 oct 2025 . Actualizado a las 13:51 h.

Una encuesta alteró el panorama político hace una semana. El PSOE se situaba ampliamente por encima de un PP en caída libre y un Vox al alza. El estudio partió de la agencia creada por Iván Redondo, el spin doctor de Pedro Sánchez en sus primeros años como presidente y uno de los muñidores de la moción de censura que le llevó al Gobierno en el 2018. Solo el CIS de Tezanos había colocado hasta ahora a los socialistas como virtuales ganadores de unas elecciones generales, algo que sucedió por última vez en el 2019. El resultado, sin embargo, tendría escasa utilidad para Sánchez —solo en caso de cristalizar la propuesta del PP de que gobierne la candidatura más votada—, ya que el bloque de Partido Popular y Vox supera con holgura la mayoría absoluta. Y ese es un equilibrio que, aunque con variaciones, se mantiene en todos los sondeos publicados desde antes del verano.

En el último mes y medio, la mayoría de encuestas reflejan esa estabilidad, que sitúan la suma de PP y Vox alrededor del 50 % de los sufragios, unos diez puntos más que el PSOE y sus actuales socios de gobierno. Así, las distancias se acortan entre los dos grandes partidos durante las últimas semanas, pero no así entre bloques. Esas diferencias entre las dos patas del bipartidismo oscilan entre un máximo de 8,3 puntos a favor del PP a 9 a favor del PSOE (esta según el CIS). ¿Por qué esas enormes variaciones en encuestas elaboradas en las mismas fechas? «Las encuestas no ofrecen resultados exactos 100 %, sino que dan una estimación con un margen de error, y pueden ofrecer distintos tipos de sesgos que hacen que el dato estimado se aleje del dato real», responde Carlos Cigarrán, director del Instituto Sondaxe.

La cocina de las encuestas

En esos sesgos, añade, entran variables como la selección de la muestra de personas a entrevistar, que debe ser «lo más representativa posible de la población». También en las personas que deciden no responder a la encuesta, ya que pueden tener opiniones políticas «distintas a aquellos que sí aceptan participar». Y otro elemento es la técnica de recogida de información, ya sea por teléfono, presencial u online, que puede influir en los resultados obtenidos. «Mención especial», continúa Cigarrán, es la denominada «cocina» de las encuestas, el proceso de ajuste o modelo de estimación o tratamiento que cada encuestadora da a los datos brutos, a quienes no quieren contestar o dicen no saber a quién votar.

«En estos casos debemos hacer una estimación de lo que será más probable que hagan con su decisión de voto el día de las elecciones. En este sentido, cada empresa tiene su fórmula propia para hacer las ponderaciones correspondientes para ajustar la muestra y hacer ajustes en la abstención, así como estimar e interpretar los datos de una manera más precisa o ajustada a los datos reales», explica.

Añade la politóloga Erika Jaráiz, profesora en la USC, que los sondeos responden «a momentos concretos» y que, en estos tiempos, «el enfado es la emoción dominante y, por lo tanto, la que más interactúa con el voto. Las encuestas están demasiado influidas por estos pulsos».

Gaza, corrupción e inmigración

El PSOE encontró en la masacre de civiles en Gaza una causa con la que marcar la agenda pública durante el último mes y medio. Tras un verano en el que el frente judicial que afecta al partido y al entorno familiar del presidente pasó a un segundo plano, los socialistas no solo lograron mantenerse en las encuestas, sino que repuntan en varios sondeos hasta recortar distancias con el PP. Queda por ver si la corrupción puede seguir erosionando la imagen del partido y el Gobierno, o si sus efectos se dan ya por amortizados —complejo ante el horizonte que podrían abrir nuevos informes de la UCO o imputaciones—. Uno de los últimos trabajos demoscópicos, el de Sigma Dos para El Mundo, dice que tres de cada diez votantes del PSOE se irían a otro partido por las informaciones que implican al círculo del presidente.

«Lo de Gaza es muy relevante y afecta a la empatía de la gente», señala Jaráiz, que argumenta el recorte entre PSOE y PP por la subida de los primeros y la caída de los populares ante «el estado de opinión que se está creando en el país por el tema Gaza y por los errores estratégicos del PP». «El centro tiene mucho más volumen de gente que los extremos, y si abandonas el centro, te quedas en la periferia. Aún no es notorio, pero si el PP sigue en esa tendencia no va por buen camino», advierte la politóloga.

Recuerda Cigarrán que una encuesta «no es más que una foto fija en un momento determinado». «Y hoy en día —continúa— las opiniones cambian con las noticias o eventos más recientes, los cuales hoy en día son cuantiosos y evolucionan rápidamente».

Otro de los temas introducidos en primer plano de la agenda es la inmigración, fenómeno en el que los partidos nacionalistas o de extrema derecha europeos y el trumpismo habían logrado implementar su marco hasta ahora. Vox ha abanderado ese discurso en España, y aprovecha también su salida y bloqueo a los Gobiernos autonómicos para devolver la autonomía a su estrategia partidaria. Así lo reflejan las encuestas, que sitúan a los de Santiago Abascal por encima del 16 % de los votos. Tanto Vox como PSOE han potenciado una polarización que debilita al PP y que les asienta como tercera fuerza.

Caída de Sumar

Vox también parte con opciones de reforzarse en las provincias de tamaño medio, desplazando en el reparto de escaños a Sumar o Podemos. La conjunción de ambos, utópica ante su ruptura irreversible, suma un 10 % de los sufragios, dos puntos menos que cuando concurrieron en coalición hace dos años. Cientos de miles de votos se perderán así por el sumidero en circunscripciones donde se penaliza la fragmentación.