Gallardo dimite como secretario general del PSOE extremeño, pero mantiene el escaño para seguir aforado

P. de la Heras, M. E. Alonso MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El candidato socialista a la presidencia de la Junta de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, durante su comparecencia tras conocer los resultados.
El candidato socialista a la presidencia de la Junta de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, durante su comparecencia tras conocer los resultados. JERO MORALES / EFE

Guardiola reclama serenidad a Abascal, que no descarta exigir entrar en el Gobierno regional

22 dic 2025 . Actualizado a las 23:13 h.

No ha aguantado ni 24 horas. El líder del PSOE de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, presentó este lunes la dimisión ante la ejecutiva regional, aunque sí cogerá el acta de diputado. La formación quedará ahora en manos de una gestora hasta la celebración de un congreso extraordinario. Ferraz y la Moncloa pretenden así dar por asumidas todas las responsabilidades de un resultado electoral catastrófico, que ha dejado al partido —hegemónico en la comunidad autónoma durante los últimos cuarenta años— temblando, con 18 diputados, frente a los 28 del 2023 y apenas el 26 % del voto, frente al casi 40 % de hace dos años, cuando firmó el que era hasta este domingo su peor resultado histórico. «Ha sido una decisión lógica y madurada. Quien piense que ha habido presiones, no me conoce, la decisión ya estaba tomada [...] Renunciar a mi acta supondría traicionar a mis votantes.», dijo el candidato, que mantendrá así su aforamiento.

La dirección federal ya había admitido la noche electoral que los resultados fueron «muy malos», pero trató de endosar el varapalo al dirigente extremeño, procesado en la causa por la contratación presuntamente irregular del hermano del presidente del Gobierno, David Sánchez, en la Diputación de Badajoz en el 2017, e incapaz de aglutinar en torno a su liderazgo a una federación huérfana tras la marcha del expresidente Guillermo Fernández-Vara. La portavoz de Ferraz, Montse Mínguez, sostuvo, de hecho, que el proyecto que lidera Sánchez sigue «muy vivo».

El único barón crítico del partido, Emiliano García-Page, advirtió de que «sobra autoengaño y falta autocrítica tras el pedrazo, que no pedrea» para el partido, y defendió que la política debe servir para «tender puentes y no para levantar muros», una alusión al discurso de investidura en el que Sánchez se erigió en «muro» frente a la derecha. «A veces esos muros —dijo— se convierten en barreras para crecer y amenazan con derrumbarse de nuestro lado».

En la reunión de la ejecutiva extremeña, el expresidente Juan Carlos Rodríguez Ibarra, también alejado de Sánchez, llegó a reclamar, en una línea similar a la de Page, facilitar la investidura de María Guardiola, a la que bastaría con la abstención de los socialistas para no depender de Vox. Pero Ferraz descarta rotundamente esa posibilidad y argumenta que Gallardo le ofreció negociar los presupuestos y que, pese a ello, la presidenta autonómica prefirió convocar elecciones anticipadas. «¿Y ahora se nos pide al PSOE que salvemos a los muebles a una señora que se ha metido en un lío ella solita?», arguyen.

Nada en el análisis de la dirección socialista apunta tampoco a que se vaya a abrir una reflexión sobre en qué medida la acción del Ejecutivo y la situación política nacional han impactado en unas cifras que los socialistas atribuyen más a la baja movilización del electorado propio, es decir, a que los suyos se han quedado en casa, que a un cambio de caballo no ya al PP sino a los de Santiago Abascal, algo que no se verá hasta que haya sondeos poselectorales.

El propio presidente concluyó en la ejecutiva reunida ayer que lo que demuestra que el 60 % de los extremeños que votaron el domingo lo hicieran por la derecha (43 % al PP y 17 % a Vox) es que su continuidad es hoy «más necesaria que nunca». «Gracias al dique de contención del Gobierno de Pedro Sánchez los ciudadanos de Extremadura, de Madrid y de Valencia pueden ver protegidos sus derechos», argumentó Mínguez.

 

Una victoria «incontestable»

El día después, Alberto Núñez Feijoo se sentó ante la junta directiva nacional del PP para reivindicar la «victoria incontestable» de Guardiola, y para enviar un mensaje a Vox, de quien depende la gobernabilidad en la región. «Que no se equivoquen de adversario nunca más», avisó el popular, que pidió a la derecha radical que actúe con «responsabilidad» y de acuerdo a la «proporcionalidad» de los resultados. También la presidenta en funciones reclamó a Santiago Abascal «una lectura sosegada de las urnas, favorecer el cambio y no bloquear».

El líder ultraderechista aseguró que Guardiola «no es felicitable» y sostuvo que «ahora la pelota está en su tejado», aunque no descartó reclamar entrar en el Ejecutivo autonómico como condición para pactar con los populares. «Estamos abiertos a muchas posibilidades», concluyó Abascal.

Con el mismo porcentaje de voto alcanzado este domingo en Extremadura, un 43,2 %, el PP lograría casi con seguridad, según los expertos, la presidencia en Castilla y León y en Aragón, próximos comicios a la vista.