Rodríguez Zapatero adelanta las Fallas en Valencia con una «mascletá» y evita hacer referencia a la bomba de ETA contra la Ertzaintza en Bilbao
24 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Sábado, segundo día de campaña. Zapatero es recibido en Valencia con una luz de impresión, como la de un lienzo de Sorolla, pero también con dos petardazos que marcaron su acto. Uno era de ficción; en realidad se trataba de una mascletá lanzada por el PSOE sobre la plaza de toros como preludio de las Fallas. El otro era certero: una bomba colocada por ETA contra la Ertzaintza, que estalló en Bilbao sin causar víctimas, antes del inicio del mitin. El presidente del Gobierno no aludió a este hecho, aunque ayer convirtió la política antiterrorista en el eje de su intervención al subrayar que «no voy a pedir disculpas» por dialogar con los terroristas para buscar la paz.
El candidato Z desgranó un discurso en el que contrapuso lo que para el Gobierno son los proyectos estrella de la legislatura, como la ley de dependencia o la de igualdad, y los grandes proyectos de futuro, con la actitud «obstruccionista» que se encontró en el PP.
«Llegan con la hoja de servicios en blanco», destacó Zapatero para resaltar la falta de colaboración de los populares. «No podrán ir a ningún sitio a decir que en estos cuatro años han tendido la mano en una sola cuestión», insistió, antes de recordar que él recorrió España «con la cabeza alta» por apoyar la política antiterrorista de Aznar.
Con un PP que puede sacar réditos del discurso terrorista o la política de crispación en un escenario electoral que se presenta muy ajustado, Zapatero no lo tenía fácil para eludir el envite. Y ayer se lanzó de lleno al ruedo en Valencia, con una cantinela en la que advirtió al PP con un «no voy a pedir disculpas», enfatizó, por promover la igualdad, por impulsar los matrimonios entre personas del mismo sexo, ni por subir las pensiones o por ayudar a las familias. «No voy a pedir disculpas -insistió- por haber intentado la paz», pues era «mi obligación» como presidente.
Zapatero le tenía un poco de respeto a la plaza de toros de Valencia, con un aforo de 18.000 personas. Y no es para menos. La única vez que dio un mitin ahí fue en las municipales del 2003, ante 10.000 almas. Zaplana, burlón, le recordó el «pinchazo» durante toda una semana, provocando que al PSOE le entrara una especie de miedo escénico con este recinto. En el 2004, ZP lo esquivó. Al fin, pudo resarcirse ayer, superando incluso las marcas logradas por Felipe González en 1982. La plaza estaba a rebosar, con 22.000 personas que llegaron a romper cartelería propagandística para poder ver, y 2.000 más que se quedaron a las puertas. Gente entregada, que coreaba el «a por ellos», hacía la ola y se rompía eufórica cuando Zapatero les dijo que la «firmeza» que le pide Rajoy es la que él mostró ante la primera potencia del mundo trayéndose a las tropas de Irak. El lleno total imprimió confianza al señor Zeta porque, dijo, «cuando la plaza de toros está como hoy, es que va a haber una amplia mayoría socialista».
Valencia es también una provincia clave en el camino a la Moncloa. En el 2004, el PP se anotó ocho escaños, uno más que el PSOE, e Izquierda Unida se llevó uno, que los socialistas intentan ahora arrebatarle. La cabeza de lista del PSOE por Valencia y vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, dejó clara esta intención: «Necesitamos que todos los votos de progreso cuenten, y para que cuenten tienen que sumarse al proyecto de Zapatero». El jefe le replicó poniendo en valor a los valencianos De la Vega y Pedro Solbes, a los que garantizó plaza en un futuro Gobierno. Pero sin dejar de citar a socialistas de estas tierras como Leire Pajín, Bernat Soria o Jordi Sevilla.