Promete plazas en «escolas infantís» para todas las familias y un cuidador para las personas que no pueden valerse por sí mismas
27 feb 2009 . Actualizado a las 10:08 h.Touriño aborrece el concepto de Gobierno amig o. Lo considera una etiqueta del fraguismo que denota sumisión ante Madrid. Pero la aversión al lenguaje servil de su predecesor en la Xunta no le impide vender la misma idea con otro envoltorio. El candidato ha defendido en la campaña que hoy echa el telón que, con Zapatero en la Moncloa, a Galicia le conviene una presidencia socialista que rentabilice la coyuntura frente a un PP que «quere confrontar co Goberno de España». Es el mismo mensaje que trasciende del desembarco ministerial para arropar a Touriño en el fin de fiesta. En la penúltima jornada, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y la ministra ourensana Elena Espinosa respaldaron en Vigo otra vuelta de tuerca a la gestión de las galescolas, con el compromiso de que ninguna familia se quedará sin plaza en una escuela infantil.
Cada intervención de Touriño es una reafirmación en su propósito de introducir ajustes en ámbitos que en esta legislatura ha dirigido la Vicepresidencia de Quintana. En el caso de las galescolas, un término que los socialistas sustituyen por «escolas infantís» para liberar la educación de los niños de 0 a 3 años de cualquier connotación ideológica, el aspirante a evitar la mudanza de Monte Pío retomó ayer la promesa de crear 10.000 nuevas plazas en esos centros, «para que ningunha muller teña que deixar de traballar» por no poder escoralizar a su hijo. «Que a conciliación sexa un dereito e non un problema», planteó.
El candidato también subrayó su objetivo de tomar el timón en el desarrollo de la ley de dependencia, a la que ha otorgado un lugar preferente en su discurso de campaña. «Quero convertir a próxima lexislatura na da aplicación plena e total da lei», proclamó. En un acto dedicado a los compromisos en materia de igualdad, y ante un auditorio de 600 personas con amplia mayoría femenina, Touriño repasó las políticas puestas en marcha por el bipartito en ese ámbito, desde el salario para las víctimas de malos tratos hasta el plan integral de salud para la mujer. Metido en faena, el secretario general del PSdeG aludió incluso a que, bajo su mandato, el Parlamento gallego tuvo por vez primera a una presidenta al frente, Dolores Villarino, a la que sin embargo han dejado sin oportunidad de revalidar su escaño al quedar excluida de las listas.
De la Vega sale al rescate
Fernández de la Vega se aplicó en caldear a la concurrencia, con una alocución consagrada a ensalzar el protagonismo femenino en el progreso de Galicia como sostén de la familia. «Aquí la mujer siempre ha tenido que salir al rescate. Pero la época de invisibilidad se ha acabado. Aquí hubo muchos silencios y demasiadas renuncias. Eso es pasado», señaló. La vicepresidenta insistió en que la disyuntiva del 1-M es si Galicia toma la senda de la derecha, «mirando al pasado», o avanza firme por la izquierda, «mirando al futuro».
La número dos del Gobierno socialista, muy aplaudida, caricaturizó a Feijoo, y previno a los simpatizantes socialistas de lo equilibrado de un tablero electoral con mucho en juego: «No pongamos en riesgo ni una sola de nuestras conquistas».
Touriño, que cerró en Pontevedra, aspira a afianzar en la provincia la línea alcista que dibujó en el 2005, cuando el PSOE aumentó sus votos en diez puntos y arrebató dos escaños al PP y uno al BNG para situarse en ocho. Para mantener la tendencia, los socialistas estimulan la participación por todos los medios. El candidato prometió incluso revertir una discriminación histórica y que «ningunha muller cobre menos que un home polo mesmo traballo».
El acto de Vigo remató con comida multitudinaria, a la que asistieron De la Vega y Espinosa. A la desaparecida ministra de Fomento nadie la echa en falta en una campaña en la que Touriño ha acordado con buen tino que su mensaje llegará antes al electorado por las autovías sin peaje construidas por la Xunta que por un AVE pendiente que cotiza a la baja en el catálogo de promesas electorales.