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La última entrega de Star Wars, la película más taquillera de la historia de Estados Unidos tiene como protagonista a una mujer, y no es la única. La excusa de los productores de que el genero femenino no vende se tambalea
10 ene 2016 . Actualizado a las 11:06 h.
Frágiles o pérfidas. Son los dos polos entre los que tradicionalmente se mueven los roles femeninos en la gran pantalla. O son una criatura adorable a la que proteger o una ambiciosa arpía a la que vencer. Los clichés son difíciles de superar, por eso sorprende cuando una superproducción de Hollywood elige a una chica para liderar una historia fantástica. El viaje del héroe de la última entrega de Star Wars tiene una protagonista innegable, Rey. Otra saga, Los juegos del hambre, ha llenado las arcas de su productora gracias al gancho del personaje interpretado por Jennifer Lawrence. El 2015 deja también otra película de ciencia ficción coprotagonizada por una mujer, Mad Max. «Siempre es una gran noticia que haya personajes femeninos tan potentes en pelis tan vistas», confiesa Olga Osorio, realizadora y profesora de Dirección de Fotografía en la UDC. Ella también acaba de dirigir un corto, ReStart, con papel principal femenino. «Al principio escribí el guion pensando en un chico hasta que me pregunté a mí misma por qué hacía eso», cuenta. Marta Larralde protagonizó finalmente el cortometraje que está recorriendo festivales europeos.
En un momento en el que las mujeres están plenamente incorporadas al mercado laboral, ¿por qué cuesta tanto verlas asumir papeles protagonistas? «Los cuentos se escriben para ayudar en la educación de los niños. Con las películas sucede algo parecido. El cine no crea ideologías de la nada. Va entre unos cinco o diez años por detrás de los cambios sociales. Por los tiempos de producción, pero también porque es una industria conservadora. Recoge ideas sobre las que ya existe un amplio consenso y las refuerza. Cumple una función normativizadora», explica Olga Osorio, que pone un ejemplo. «El movimiento feminista de finales de los 60 no se reflejó en la pantalla hasta la década de los 80, cuando llegaron cintas como Alien o Terminator. A partir de los 90 hubo una regresión. Chicas de 20 años acompañadas de actores mayores, como si necesitaran su tutela. Ahí están Pretty Woman. En el 2000 vino la hipersexualización con Lara Croft o Cat Woman», apunta. La importancia de ver que son ellas las que toman la iniciativa, las que resuelven la acción, va mas allá de una buena recaudación. «Aportan referentes, los blockbuster llegan a miles de personas», añade. «No es casual que Disney haya dado un giro al leitmotiv de sus últimas animaciones. Ha recibido muchas críticas por sus contenidos machistas», subraya. La codirectora y guionista de Frozen es una mujer. La saga literaria de Los juegos del hambre la firma una escritora. ¿Es esto también una casualidad?
pocas directoras
Las cifras muestran como el genero femenino juega un papel secundario en la industria. Solo el 21% de las películas más taquilleras del 2014 tenía entre sus protagonistas a una mujer según la asociación norteamericana Women in Film. Si observamos cuántas de estas actrices superaban los 45 años, la cifra es tan redonda como el número cero. Las grandes majors prefieren apostar por lo seguro. Patricia Arquette, Reese Witherspoon o Meryl Streep han censurado esta tiranía. Jennifer Lawrence las diferencias salariales respecto a sus compañeros de reparto varones. Para directoras como Olga Osorio la clave está en que son muy pocas las creadoras que logran financiación para plasmar en el guion su punto de vista. Con las facultades y escuelas de cine llenas de alumnas, en España solo el 8% de las películas están dirigidas por mujeres. En Hollywood, el porcentaje no llega al 2% en las más vistas del 2014. «En el audiovisual existe un techo de cristal que todavía no hemos conseguido superar y muchas veces nos censuramos a nosotras mismas», comenta Olga. «Paula Ortiz, la directora de La Novia, ha detallado como durante el rodaje se sentía obligada a justificar cada una de las decisiones que tomaba. Es probable que mis compañeros no lo reconozcan, pero yo también lo he sentido», relata. El cine conjuga dos universos: el tecnológico y el artístico y la pegada machista persiste. «Creo que todavía es peor el merchandising. Quise comprar para mis hijos juguetes de Dora la Exploradora pero todos eran rositas, ¡y ella no es así!», exclama la realizadora.