Y ahora, el tecnoestrés

MANUEL LAGE EL EXPERTO

EXTRAVOZ OK

05 mar 2017 . Actualizado a las 05:05 h.

Las tecnologías de la información y de la comunicación están llamadas a facilitarnos la vida, pero también pueden complicárnosla. El tecnoestrés, aunque no es una enfermedad en sí misma, tiene efectos perjudiciales sobre el cuerpo y la mente. Los fisioterapeutas del Hospital Clínico San Carlos de Madrid han observado que el uso continuado de ordenadores, tabletas o teléfonos móviles ha incrementado el número de cervicalgias, dorsalgias, lumbalgias o dolencias en hombro y muñecas, y recomiendan lo que llaman «siesta digital», consistente en hacer descansos, alejándose periódicamente y durante un buen rato, de estos dispositivos. Peor aún, pueden causar adicción y, por lo tanto, ansiedad: el abuso produce una atrofia del sistema límbico, exactamente igual que en la adicciones con sustancia. Los países que han hecho una apuesta tecnológica fuerte, como Japón, China o Corea del Sur, han registrado casos de adictos a estos dispositivos que han llegado al fallecimiento por agotamiento. Controladas inicialmente por reforzadores positivos (la ejecución de la conducta genera placer en sí misma), estas conductas terminan siendo controladas por reforzadores negativos (el alivio de la abstinencia). La dependencia está ya instalada cuando aparece una suerte de mono (ansiedad, depresión, irritabilidad) ante la imposibilidad temporal de acceder a la red, se establece una tolerancia (una necesidad creciente de aumentar el tiempo de conexión a Internet para sentirse satisfecho) y se producen repercusiones negativas en la vida cotidiana (tendencia al aislamiento, bajo rendimiento, desinterés por otros temas, trastornos de conducta, sedentarismo y obesidad). Mejor prevenir que curar: deberíamos de limitar el uso de los dispositivos y pactar horas, fomentar la relación con personas físicas, potenciando otras aficiones: lectura, cine, deportes (sobre todo de equipo) y, principalmente, mejorar la comunicación personal, sobre todo con la familia.

 Manuel Lage forma parte del equipo de la Utaca (Unidad de Tratamiento del Alcohol y Conductas Adictivas de A Coruña), centro de referencia del Sergas en este campo