Esperanza para la artritis psoriásica

D. Vázquez / M. Otero

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La aparición de nuevos tratamientos para abordar la artritis psoriásica, una patología que conlleva la inflamación de las articulaciones y de la piel, permite a los especialistas contar con toda una batería de opciones terapéuticas para combatir una enfermedad crónica, que puede derivar, si no se trata, en un daño irreversible.

19 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Detección precoz y hábitos saludables son dos de las bases que citan los especialistas para controlar la artritis psoriásica, una patología para la que en breve se ampliará el abanico de tratamientos. Esta enfermedad, que desarrollan entre un 15 y un 30 % de las personas que padecen psoriasis, es una patología inflamatoria que afecta tanto a la piel como a las articulaciones, aunque su afectación no tiene por qué ir pareja, y sin control llega a ser destructiva e incapacitante. «A boa noticia é que se somos capaces de facer unha diagnose precoz e se instauramos un tratamento eficaz que axude a controlar a inflamación, que a deteña, esta incapacidade pódese evitar e o paciente pode vivir como se non tivera a enfermidade», explica Susana Romero, jefa del servicio de Reumatología del Complexo Hospitalario de Pontevedra y presidenta de la Sociedade Galega de Reumatoloxía.

 Romero, que reconoce que la detección precoz está cada vez más garantizada tras impulsarse en los hospitales unidades específicas, indica que, en estos momentos, se disponen de antiinflamatorios para abordar los síntomas, de fármacos tradicionales, como los FAME, que controlan la actividad de la enfermedad, y fármacos biológicos, que son inmunosupresores y que supusieron un revulsivo desde 1999 para abordar los casos graves. Esta especialista apunta como «futuro inmediato as pequenas moléculas», cuya principal novedad es que actúan dentro de la célula. En este grupo se incluye el apremilast, un medicamento que regula mecanismos inflamatorios, disminuyendo así el estado pro inflamatorio que sucede en los pacientes con artritis psoriásica.

«Con isto amplíase o armamento terapéutico que temos para tratar a pacientes que tiñan posibilidades limitadas de tratamento», considera. La jefa de Reumatología del CHOP reconoce que, más allá de los tratamientos farmacológicos, es importante controlar otros factores de riesgo, porque indica que el desarrollo de la artritis psoriásica, que tiene base genética y también ambiental, viene asociada a situaciones de estrés, sobrepeso, riesgo cardiovascular y también al tabaquismo.

Hábitos saludables

Es por lo que Javier de Toro, jefe de Reumatología del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña, indica que es necesario un abordaje integral del paciente. Apunta que el tratamiento, en muchos casos, es compartido por los dermatólogos, lo que ayuda a controlar una enfermedad que define como «complexa» y que llega asociada a comorbilidades, otras patologías, que suponen unos riesgos elevados. «É bastante evidente que en pacientes obesos, hipertensos, os tratamentos funcionan en peor medida e insistimos moito en que adelgacen, porque mellora moito a resposta», remarca. En este sentido, insiste en que los pacientes deben tener una posición activa para afrontar la enfermedad, y mejorar sus hábitos para que los medicamentos sean más efectivos y la enfermedad también se comporte mejor.

El jefe de Reumatología del Chuac también destaca el gran desarrollo que se ha producido en los tratamientos de la artritis psoriásica y afirma que «estanse ampliando e case facéndose á carta nos últimos anos». «As pequenas moléculas son moi interesantes porque cambian o paradigma do tratamento destas enfermidades, porque actúan dentro da célula. Os datos que hai en ensaios clínicos son moi bos e complementan e aumentan moito as posibilidades que temos para tratar aos pacientes», asegura De Toro, reconociendo que los datos de los que disponen avalan la eficacia y seguridad del nuevo tratamiento.

Investigación

Por su parte, Antonio Mera, jefe de Reumatología del Complejo Hospitalario de Santiago, explica que «as pequenas moléculas abrirán posibilidades», y puntualiza que en el hospital compostelano han realizado ya ensayos clínicos con ellas. «O arsenal terapéutico incrementouse nos dous últimos anos de forma razoablemente boa», considera e informa de que existe un protocolo de trabajo que indica que se debe comenzar por recetar los tratamiento clásicos, entre los que el más usado es el metotrexato, que se utiliza tanto para los problemas de piel como para las articulaciones, y si ese fracasa se abordan los tratamientos biológicos, donde se ha experimentado un gran cambio. «Hai tempo era case monotema, era unha soa diana terapéutica, pero agora irrompen no mercado novas moléculas biolóxicas, abren novas vías e dianas terapéuticas para a artrite psoriásica, funcionan ben e permiten facer un pouco máis á carta o tratamento», apunta.

Asegura que estos tratamientos hacen que los pacientes controlados puedan hacer una vida normal, aunque sujetos a la medicación. «A meirande parte dos pacientes van ter que tomar os tratamentos de por vida, xa que a porcentaxe de recidiva da enfermidade é do 60 % e é mellor seguir sempre con algún grado de tratamento para evitala», apostilla sobre esta patología crónica.

Unidad doble

También reconoce los avances en cuanto a los tratamientos Ceferino Barbazán, jefe de Reumatología del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo, que admite que «los nuevos medicamentos y las investigaciones han ampliado muchísimo las expectativas, podemos decir que antes teníamos una diana terapéutica y se ha ampliado el campo y cuanto más tengas, más amplias son las posibilidades». Lo dice remarcando que en el Chuvi han apostado por un abordaje distinto para los pacientes con artritis psoriásica.«Nosotros ya tenemos en el Chuvi, creada desde principios de año, una unidad compartida con los dermatólogos, para ver los casos complejos de aceptación cutánea y articular». En ella se tratan lo que califica como «casos rebeldes» y toman decisiones en común sobre el mejor tratamiento el reumatólogo y el dermatólogo.

Barbazán explica que con ella se logra agilizar la respuesta y es «un beneficio claro para el paciente». «Estamos muy contentos de cómo está funcionando en la toma de decisiones», remarca y reconoce que lo primordial es controlar la inflamación y modular el tratamiento según esa evolución. «Por suerte tenemos pocos pacientes que no controlados, si no llegamos al 100 de control, es muy cercano a eso, porque ahora hay más medios, más información y las investigaciones han avanzado mucho», puntualiza.