«El 80% de la población va a necesitar un implante»

Inés del Mar

EXTRAVOZ OK

ANGEL MANSO

Una boca sana es sinónimo de salud. La conciencia sobre su cuidado empieza en la infancia y crece de forma paralela a las nuevas técnicas que permiten superar el pánico a una intervención o abordar con tratamientos de odontología patologías como la apnea del sueño.

11 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin ella no podríamos ni hablar ni ingerir alimentos pero, con los años, la boca también ha adquirido un estatus como elemento de relación social.

 -¿La boca ya no se concibe solo como un mecanismo de subsistencia?

-Hace años, el único objetivo era poder comer. Ahora la gente busca funcionalidad, pero también estética. Desde restituir la forma de los huesos maxilofaciales a mejorar los volúmenes de los labios.

-¿La estética preocupa a todas las edades?

-Tengo pacientes de 80 y 85 años. Antes podían ir desdentados y no pasaba nada. Cuanto más jóvenes, el interés por la estética es mayor. Además, la población está más concienciada con la prevención. Los niños llevan el cepillo de dientes al cole. Hace 30 años eso no era lo normal.

-¿Hay tratamientos definitivos?

-Los implantes tienen unos programas de mantenimiento. Al igual que con los dientes, hay que hacer revisiones para valorar las encías, la placa bacteriana, levantar las coronas de los implantes una vez al año. No somos serios si decimos que hay algo para toda la vida. Es un eslogan comercial.

-¿Nadie va a poder librarse de un implante?

-El 80% de la población va a necesitar al menos uno a lo largo de su vida. Cuando tenemos un hueco es imprescindible cubrirlo, con un implante o con una prótesis fija o una movible. Como en un dominó, el resto de los dientes se nos van a ir moviendo y pueden provocar una pérdida de altura de la cara, problemas de articulaciones o con la mordida.

-El problema, para muchos, está en el precio.

-Detrás de un implante muy barato hay un mal laboratorio. No existen las gangas. Se pueden ir programando poco a poco, son tratamientos a largo plazo. Los precios en implantes, en los buenos, no han subido en los últimos diez años.

-En cuanto a la estética, ¿Qué es lo que más se demanda?

-Los rellenos de los labios. Están en auge de forma exponencial. Aquí, lo más importante es hacer un diagnóstico correcto. Un paciente que quiere ponerse bótox primero necesita un tratamiento de posibles lesiones vasculares en la piel. Hay que prepararla.

-¿La cara es el espejo del alma?

- La cara es un todo. No tenemos solo patas de gallo, tenemos dientes que proyectan los labios. A veces solo es cuestión de recolocarlos bien. Las asimetrías en los huesos, hoy en día, son cirugías con las que en 24 horas estás en casa. Los resultados son muy agradecidos. Hay que tener en cuenta que la mandíbula se articula con la base del cráneo, es una fuente que genera muchas molestias.

-¿Los pacientes le han perdido el miedo a este tipo de intervenciones?

-En nuestras clínicas, mediante sedación consciente por vía intravenosa, pueden tener una intervención quirúrgica y de ortodoncia de lo más placentera. Siempre realizada por un médico anestesista. Pero, no vamos a sedar constantemente, por eso nos esforzamos en instruir a perder el miedo. Sentarte en un sillón no es algo dramático. Hay un público que empieza poder utilizar unos servicios que dejaron abandonados por temor.

-La odontología es clave, también, para tratar patologías como la apnea del sueño. ¿Cómo es posible?

-Sí, con férulas de avance. Las colocamos entre los dientes. Se puede regular y medir el grado de avance de la mandíbula, lo que permitirá respirar mejor. Son una alternativa al CPAP, el dispositivo que realiza una presión positiva continua sobre la vía respiratoria. El servicio de neumología del Chuac nos remite casos de apnea.

-¿La tecnología es algo esencial?

-Tenemos un 3D facial para tratar deformidades, sobre él hago los movimientos en los maxilares, por ejemplo. Pero, la base es el diagnóstico. Además de un equipo multidisciplinar en el que participan desde periodoncistas, endodoncistas, dermatólogos, cirujanos plásticos y expertos en ortognática. Alrededor de un paciente y de una cara convergen muchas especialidades.