Puesto el cielo a repartir agua, las nubes de abril no solo impidieron estos días que saliesen a la calle algunas procesiones de Semana Santa. No señor: ayer mismo, Lunes de Pascua , también decidieron que la Virgen de Chamorro tuviese que permanecer en el interior de su capilla, sin poder salir a saludar a los romeros que se arremolinaban alrededor del templo de Nosa Señora do Nordés , en los alto del más famoso de los montes ferrolanos, al que se asciende por la madre de todas las cuestas, subiendo la cuesta por antonomasia.
Y ante tal circunstancia, al quedarse sin procesión, fueron muchos los romeros desilusionados, claro. Incluido el que les habla. Pero hay que reconocer que el día no estaba para bromas, en lo que a la pluviosidad respecta. Aunque -como, por alguna extraña razón, no suele ser raro- la lluvia, como si se arrepintiese, fue amansando conforme avanzaba la tarde. Pero los que peor lo pasaron, o al menos los que paparon las peores molladuras , fueron los más madrugadores. Como el compositor José Manuel Couce Fraguela -que por cierto acaba de ponerle música a un poema de Ramiro Fonte , aunque eso ya se lo contaremos otro día con más calma-, uno de los que, en Chamorro, jamás faltan. Entre los que subieron, el alcalde. El alcalde de Ferrol, Vicente Irisarri , también subió ayer caminando a Chamorro («¡Cumplimos con todos los ritos...!»), decía, sonriendo, el regidor, al que acompañaba, como corresponde por la inclinación del terreno, el concejal delegado de Deportes, Manuel Santiago . Luz de cera, galería de clásicos. No faltaron ayer en Chamorro, donde la luz de la cera acrecienta la magia, los clásicos de cada año: desde el vendedor de O mintireiro verdadeiro («Cómpreme outro máis, jefe, léveme un para a sogra...») hasta las más veteranas rosquilleras y vendedoras de exvotos, que en la romería de Nosa Señora do Nordés inician su tournée de temporada. Ni ferrolanos como Rafa Pardo , que siempre viene caminando desde su casa. También es cierto que se echa de menos, claro, y tanto, a los que faltan. Pero quizás estén allí, aunque no los veamos.