La herramienta podrá hacer muestreos a 5.000 metros de profundidad
09 feb 2011 . Actualizado a las 12:44 h.La nueva joya de Navantia no encaja con los patrones colosales de los buques que suele botar la factoría. La draga Artabria -diseñada por el astillero en colaboración con la Estación de Bioloxía Mariña da Graña- apenas mide dos metros de largo y solo tiene 600 kilos de peso, pero en el futuro este pequeño artefacto será capaz de desempeñar una misión de extraordinaria importancia para los científicos del centro ferrolano.
Según el profesor Victoriano Urgorri, director de la Estación de Bioloxía -centro que depende de la Universidade de Santiago (USC)-, el aparato servirá para recoger muestras de fauna en fondos marinos de hasta cinco mil metros de profundidad y, a diferencia de otras dragas convencionales, su sistema de cierre ha sido dotado de tanta fuerza que será imposible que parte de la muestra se pueda perder durante el proceso de izado.
«Esta ferramenta está pensada para recoller mostras nos sustratos duros, onde hai moitas pedras e cascallos, e en breve esperamos poder utilizala para estudar os fondos profundos do Banco de Galicia, a unhas douscentas millas das Rías Baixas, moi preto de onde está afundido o Prestige», explica Urgorri mientras observa el artefacto sobre la cubierta del Irmáns García Nodal, uno de los buques de salvamento de la Xunta de Galicia.
Es martes, 8 de febrero, y a bordo de la nave, esta mañana, se ha dado cita un pequeño comité de expertos para poner a prueba la Artabria antes de su entrega a la Estación de Bioloxía Mariña. Además de Urgorri, en el barco también están otros cinco miembros del centro de investigación científica de A Graña; Guillermo Cuesta, ingeniero y responsable de mejora continua de Navantia; Carlos Yáñez, gerente de Ártabro Samdeu, la empresa que ha fabricado la draga; y Antonio Pérez, biólogo del Aquarium de A Coruña, que colabora en las pruebas aportando material de filmación.
Pensando en la patente
Mientras el barco pasa entre castillos, Cuesta explica que el principal mérito de la Artabria reside en la potencia de sus mandíbulas -capaces de desarrollar una fuerza de hasta 230 kilos cuando se cierran-, lo que la hace «ideal» para lidiar con las piedrecillas y cascajos de los fondos rocosos. «Si finalmente funciona como esperan los biólogos, habría que pensar en patentar la draga, ya que no existe otra igual en el mercado», advierte el ingeniero de Navantia.
Tras una pequeña parada frente a Punta Coitelada, el Irmáns García Nodal se adentra en la ría de Ares. Y la Artabria se prepara para bajar al fondo marino: un viaje de ida y vuelta a 25 metros de profundidad que se salda con una pequeña desilusión. «O dispositivo de seguridade resultou ser moi endeble e ímolo ter que cambiar por outro máis robusto», explica Urgorri. Pero no pasa nada. El biólogo explica que la Artabria regresará al taller de la compañía Ártabro Samdeu para someterse a unos últimos retoques y la próxima semana volverá a surcar el mar el busca del sobresaliente. Es lo mínimo a lo que puede aspirar la pequeña nueva joya de Navantia.