Ferrolterra de película

Xosé V. Gago, Beatriz Antón FERROL / LA VOZ

FERROL

Grandes directores y actores han trabajado en la zona por sus interesantes localizaciones

04 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Reportaje La comarca en el cine

Wim Wenders, Carmen Maura, Francisco Rabal, Sigourney Weaver... la lista de profesionales del cine medianos, grandes y de talla mundial que ha trabajado en Ferrolterra es muy larga. En ella hay tres ganadores del Óscar, como Pedro Almodóvar, Ben Kingsley o Roman Polanski, y múltiples nominados y galardonados con otros premios.

Fue el alemán Wim Wenders el que inauguró el desembarco de grandes directores de la época moderna con su versión de La letra escarlata filmada en Covas en 1973. Le siguió Polanski con la tremenda La muerte y la doncella de 1994, quizá el mejor largometraje filmado en la comarca. Pero los últimos 20 años han sido los que más frutos han dado en cuanto a cantidad. Ferrolterra ha logrado colarse en numerosas películas, entre ellas Todo sobre mi madre, La mala educación, Agallas, Divertimento, La promesa, A casa da luz, El club de la calceta... por no hablar de la abundante cosecha de series, tv movies y documentales.

Los directores vienen a la comarca por sus localizaciones. En pocos lugares se da una mezcla tan concentrada de espacios diferentes, desde acantilados y enormes playas hasta pequeños pueblos y áreas industriales.

Roman Polanski necesitaba la soledad casi de fin del mundo que transmite la costa de Meirás. Wenders buscaba la belleza salvaje de la playa y los alrededores de Covas para su Salem. Federico Luppi se fijó en la imponente atmósfera del teatro Jofre para enmarcar la complicada relación entre dos actores, uno de ellos Francisco Rabal en su último papel protagonista, en su filme Divertimento, que se grabó íntegramente en Ferrol.

Ferrolterra cuenta con otras ventajas, como unas comunicaciones cada vez mejores y unos costes logísticos menores que en otros lugares. Pero también hay inconvenientes. El principal sin duda es la falta de un tejido audiovisual propio. Eso obliga a los directores a depender por completo de los equipos que puedan trasladar desde el exterior, y les fuerza también a traer personal de otras zonas, ya que puede ser muy complicado encontrar un número importante de profesionales del sector audiovisual en un momento determinado.