
La SGHN mantiene abierto por las mañanas su centro
16 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Nada más entrar en el Museo de Historia Natural de Ferrol uno se encuentra de frente con el esqueleto completo de un ciervo, y detrás una colección de troncos que desprende un fuerte olor a madera y explica las edades de los árboles.
Es la una de la tarde y el museo, que permanece abierto desde las 10, cerrará en una hora. La reproducción de un calderón común de cinco metros cuelga del centro de la sala y el cráneo expuesto de una ballena aliblanca se lleva la mirada del visitante. Como el fantasma de la extinción, junto a la pared, hay una pequeña exposición sobre los métodos de la caza de ballenas.
Un poco más allá, perfectamente suspendido a la altura de los ojos de un adulto hay un esqueleto que rondará los 5 metros. Cifio de Cuvier reza el cartel. Al parecer es una especie de cetáceo con bastante presencia en aguas profundas, repartida por todo el mundo. Su esqueleto es notablemente grande, varios metros, y frente él los fósiles de sus congéneres de antaño, encontrados en los últimos años. Se trata, en conjunto de una de las mejores colecciones de cetáceos del Atlántico norte más completas de Europa.
La mayor parte de estos ejemplares han sido encontrados en las aguas de la Península, incluída la cría de calamar gigante que reposa en su contenedor entre las puertas de salida y entrada. Unos ocho metros de cefalópodo, ni más ni menos. Junto a él, en sendos tanques hay un tiburón anguila y un tiburón duende, que parece apuntar hacia la salida.
Al salir, el olor de la madera sigue impregnándolo todo.
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