Luis Monzón (Las Palmas, 1966) domina con autoridad el Campeonato de España de ralis. A los mandos de un Mini WRC, llega con 143,5 puntos, por los 114,5 de Alberto Meira y los 102 de Miguel Ángel Fuster. «Tuvimos suerte, el coche es muy bueno y el equipo de Pedro Burgo nos está ayudando en todo con su experiencia en esta zona. Ellos se encargan de la elección de neumáticos, el mantenimiento... El coche queda en sus instalaciones, y lo revisan ellos, conectados con la gente de Pro Drive, que envía ingenieros».
-Tiene tal renta en la general que puede arriesgar, o en cambio levantar el pie y esperar.
-¿Sabes qué pasa? Depende de la carrera. En un rali tan complicado como este, se puede cometer un error incluso yendo tranquilo, porque tiene muchas trampas. Si rompes el coche en una carrera, todo el esfuerzo se va. Ahora son los demás los que nos tienen que coger. Vamos a administrar la renta, viendo el nivel de riesgo. En este rali no vamos a arriesgar porque el objetivo es el campeonato, aunque las victorias parciales estén bien. Ojo, estamos para correr, no para ir de fiesta. Ferrol tiene la carrera más difícil del campeonato. Siempre lo ha sido.
-Dice Fuster que el campeonato ya es suyo.
-Pues me voy a mi casa y que me den el trofeo (ríe). Solo corrimos cuatro pruebas y quedan nueve, muchas. Se nos dio todo muy bien, salvo el pinchazo de Vigo que nos hundió en la clasificación. El resto fueron buenos resultados. Estamos bien situados, pero queda mucho.
-Cuando ganó en Ferrol, en el 2008, se favoreció de su regularidad, mientras otros iban cayendo.
-Es la idea. Aquí no puedes salir en un tramo a tumba abierta, porque lo normal es que no llegues. Debes atacar donde puedas e ir con cuidando porque la cosa se complica. Si Meira, Pons o cualquiera se lanzan en el sitio donde tú vas con cuidado, puede haber diferencias grandes. Hay cinco coches que nos pueden ganar. Y oye, muy mal se tiene que dar si no estamos entre los primeros. Esa es la idea, sumar lo máximo y, si vamos cómodos y todo va bien, ir a ganar el rali. Siempre lo hacemos, pero cuidado porque al final puede haber una debacle y vencer uno que no esperabas. En el equipo hay mucha ilusión, porque la situación económica es muy difícil. Al final por una tontería no puedo ser un lastre para el objetivo de todos.