«Ojalá alguien alquile la zapatería y que este no sea un bajo cerrado más»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

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ANGEL MANSO

En un mes calzados Pepe cumple 80 años en la calle Galiano, pero liquida por jubilación

29 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

María José Seco se jubila este año y su cambio de vida puede suponer el cierre de uno de los establecimientos con más solera del centro: la zapatería Pepe Rodríguez. «Me casé con el hijo de los dueños en el 1974 -cuenta-, pero al año se me caía la casa encima y así que bajé a la tienda a trabajar y aquí me quedé». Está a punto de cumplir los 65 años y confiesa que ya tiene ganas de compartir tiempo libre con su esposo, Pepe Rodríguez, que lleva varios años retirado. Y eso a pesar de que le da mucha pena cerrar: «Mi mayor deseo es que ojalá que alguien alquile la zapatería y que este no sea un bajo cerrado más. Nosotros no tenemos relevo, porque nuestras hijas tienen sus carreras y nunca han mostrado interés por esto», cuenta sentada en los sillones de la tienda y sin perder de vista la puerta para dar los buenos días a cada persona que entra.

Este mostrador lleva nada menos que ocho décadas asentado en la calle Galiano y presume de hacerse con lo último de las mejores casas de calzado españolas: «Tenemos zapatos de calidad para todas las personas, solo trabajamos dos marcas extranjeras para el calzado especial para personas con problemas. A mí me gustan mucho marcas como Pertini, Pedro Miralles o Pons Quintana, pero cada persona debe encontrar el tipo de zapato que le va mejor», cuenta una vendedora que se enorgullece de aconsejar muy bien en las compras y de no engañar a nadie. Por eso cree que no ha decepcionado ni sus clientes más famosos: «Me encantó venderle zapatos a Marcelino, el jugador del Real Madrid, todo un caballero y a las chicas del grupo las Ketchup, las que cantaban el Aserejé. Aquí entraron un día y compraron todas, les encantó que las reconociésemos, aunque tardamos un poco en darnos cuenta», explica.

Le encanta hablar de recuerdos, pero pide expresamente hacer una crítica como vecina y como comerciante del centro: «Lo que están haciendo estos gobiernos que tenemos en el Ayuntamiento no es de recibo: quieren arruinar el centro, primero con la reforma de la plaza de España que era la puerta de entrada a la ciudad y a las calles del comercio y ahora es un agujero, aunque casi peor es la peatonalización».

Sin ayudas

María Luisa se queja de lo complicado que es llegar en coche al centro y recuerda que sus clientes, al igual que los del resto de comerciantes, están en la ciudad, pero sobre todo en la comarca. «Cómo van a venir aquí teniendo un centro comercial en el que pueden aparcar sin problema y gratis», se pregunta. Tampoco entiende para qué se peatonaliza una de las áreas más despobladas: «Es como la obligación de pintar las casas: qué sentido tiene si dentro son ruinas, es como blanquear sepulcros».

Un comercio familiar

En un mes este establecimiento de la calle Galiano cumplirá 80 años. Ocho décadas en las que no han dejado de ser una referencia. «Llegamos a tener 17 empleados», recordaba Pepe Rodríguez, el propietario, poco después de jubilarse en el 2011. En la imagen, sus antepasados.