La actuación de Knes, que interpretó los temas que cautivaron al público de «La Voz», conmovió a sus vecinos en el homenaje de su club de fans y la cofradía
19 abr 2019 . Actualizado a las 17:16 h.«Solo sé que tengo que estar allí a las siete, no me han filtrado nada», comentaba a media mañana de ayer Andrés Balado, Knes, el músico que cautivó al público y a los cuatro coaches de La Voz. El club de fans de este cariñés -«el Bruce Springsteen español», como lo bautizó David Bustamante en el programa de Antena 3- llevaba semanas organizando el homenaje, con ayuda de la cofradía.
«Para mí, lo más importante son las personas; llevo toda la vida aquí, viviendo las alegrías y las tristezas, y que hoy esté la gente de mi pueblo, es lo más bonito... Es muy bonito sentirte querido», subrayó, sin saber aún lo que se estaba gestando.
Los fans de este cariñés de 47 años, informático, que estuvo a punto de colarse en la final de La Voz, idearon un acto plagado de emociones que concitó a miles de personas -muchas en vivo, no solo de Cariño, y otras en la retransmisión en directo a través de Facebook-. Los seguidores le hicieron un pasillo desde la calle Real hasta el pósito, salpicado de confeti. La mayoría llevaban las camisetas de su vecino e ídolo musical, guitarrista autodidacta, compositor e intérprete. Era el vocalista del grupo Alvies, que deslumbró a la audiencia y a los coaches del talent-show.
Mensajes de todo el mundo
Y ayer, la voz de Andrés Balado volvió a asombrar, esta vez en casa, rodeado de los suyos. Desde el palco de la cofradía de pescadores de Cariño recibió el aplauso y el cariño de su gente. «No necesitaba ni me merezco un homenaje de mis vecinos, porque ya lo he vivido durante este tiempo por la calle. Pero este acto me da la oportunidad de darles las gracias a todos, también a los de fuera, por todos los mensajes recibidos de todas las partes del mundo, a toda la gente que me apoyó por las redes sociales y por mensajes privados. Espero que les llegue a todos mi agradecimiento», repetía unas horas antes del encuentro con los suyos, entre quienes estaban su mujer y sus hijas (ellas apuntaron a su padre al casting del programa televisivo).
Desde el balcón del pósito, adornado con globos de color púrpura -la versión de Knes de Purple rain, de Prince, dejó sin palabras al jurado del concurso durante las Audiciones a Ciegas-, el homenajeado vivió uno de los momentos más especiales de la jornada. Emulando el idilio de Antonio Orozco con la cámara, los fans sorprendieron a Andrés Balado con un dron que portaba dos sobres. Las destinatarias eran sus hijas. Dentro iban dos vídeos, «uno del vocal coach de Paulina Rubio, José María Sepúlveda, y otro del ganador de La Voz 2019 [Andrés Martín], con mensajes dirigidos a Knes», contaron los promotores. El cariño, que se palpaba en las calles de su pueblo, le llegó también por el aire, y los asistentes pudieron compartirlo a través de la pantalla que se instaló en la cofradía. El espectáculo de la Danza de Arcos, la música de las gaitas de A Casiña da Música y la fuerza del grupo de Batucada de Cariño completaron el programa, junto a los disyoqueis Party y Pegaso, y los fuegos artificiales.
Del carrusel de emociones vivido en los últimos meses, que ayer volvió a hacer brotar las lágrimas de este artista de voz «magistral», él se queda con «la relación con la gente; eso es lo más importante de la vida». Andrés Balado no contaba con el éxito -«realmente, solo he cantado unas canciones, poco más, y mucha gente se ha sentido identificada conmigo... Ni me lo imaginaba»- y ayer volvió a interpretar los temas que, junto a su imponente presencia en el escenario, le han valido el aprecio y la admiración de tantos: Purple rain (Prince), Heaven (Bryan Adams), You are so beautiful (Joe Cocker) y alguna sorpresa en los bises.
«Tengo algún proyecto...»
«Estoy muy agradecido a toda esta gente que se está moviendo desde el sentimiento y el corazón, de forma altruista», manifestó, en alusión a los promotores del acto. ¿Y a partir de ahora, qué? «Tengo algún proyecto...», apuntó, sin desvelar más, dispuesto a aprovechar el inesperado guiño que le ha hecho la vida. «Para mí hoy se cierra un círculo que nunca esperé ni que se abriese. Estar con mi gente es impresionante [...], en este mítico lugar, que siempre llevaré tatuado en el alma, porque yo siempre seré marinero. Muchas gracias a todos», dijo desde el balcón del pósito.