Denuncian a una pescadera que amenazó a la policía porque le impedían vender en los bajos de la lonja de Raxoi debido a las restricciones
14 mar 2020 . Actualizado a las 14:17 h.Primer día de las restricciones impuestas en Galicia a la apertura de establecimientos, que se vive en la comarca ferrolana con total normalidad, salvo algunas excepciones. Así, la Policía Local de Pontedeume ha cursado una denuncia contra una pescadera que se negaba a abandonar los bajos de la lonja de Raxoi, en donde habitualmente se colocan pequeños productores. Al contrario de lo que sucedió con el resto de vendedores, la pescadera llegó incluso a esgrimir una barra de acero contra los agentes, según explicaron. Finalmente, y casi tres horas después, depuso su actitud y se marchó, aunque la policía cursó la pertinente denuncia por estos hechos.
En Ferrol, la Policía Local también tuvo que acudir a dos establecimientos de hostelería, uno en Caranza y otro en O Inferniño, que habían abierto sus puertas con normalidad e incluso servían a sus clientes en la terraza. No obstante, fueron las excepciones, ya que los agentes de los distintos municipios explican que mayoritariamente sus vecinos están acatando por completo las recomendaciones dadas.
En el centro de Ferrol, muchos de los negocios que abrieron sus puertas lucen carteles con restricciones al acceso. Así, en un estanco de la calle Dolores se indica que por cuestiones sanitarias, solo se permite el acceso de uno en uno, y unos metros más adelante, de tres en tres, respetando las distancias de seguridad.
Además, en Narón y Ferrol, como en otros municipios de la comarca, se han cerrado los parques infantiles. En los de la urbe naval se podía contemplar esta mañana a personal, enviado por el Concello, desinfectando los juegos infantiles en este tipo de recintos.
En Fene, los policías acudieron a supermercados para intentar regular la afluencia de compradores en el interior, sin que se produjesen incidentes de ningún tipo.
No obstante, las policías locales están atendiendo desde primera hora una avalancha de llamadas de dueños de negocios que no tenían claro si podían abrir sus puertas.