Donde siguen vivas las leyendas de Ferrolterra, Eume y Ortegal

Ramón Loureiro Calvo
ramón loureiro FERROL / LA VOZ

FERROL

Enclaves que invitan a seguir soñando

11 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Si bien se piensa, vivir rodeado de lugares maravillosos es uno de los mayores privilegios a los que uno puede aspirar en este mundo. Porque eso significa que el paraíso, de una forma o de otra, siempre está cerca. Y así sucede aquí, en Ferrolterra, en el Ortegal y en el Eume. que no es donde el continente termina, sino donde Europa comienza. Así que, si me lo permiten, hoy quiero sugerirles la posibilidad de volver a visitar una serie de enclaves que son muy especiales no solo por su belleza -aunque también-, sino sobre todo por ser lugares donde siguen vivas las leyendas. Se trata, por tanto, de lugares que nos invitan a seguir soñando. Y aunque no me cabe n duda de que a algunos de ellos habrán ido ustedes ya con una cierta frecuencia, me permito sugerirles una visita nueva... hecha con ojos diferentes. Gracias a Dios, ninguno de esos tesoros queda lejos.

Me permitiría sugerirles, en primer lugar, la fraga del río Belelle, incluyendo en su visita, a ser posible, su magnífica fervenza. Maravilloso bosque, esa fraga, donde la leyenda dice que en un pasado remoto habitaba una gigantesca serpiente alada que, de vez en cuando, alzaba el vuelo y se iba a dar una vuelta a la playa; concretamente al arenal de Cabanas, al de A Magdalena.

Ante el inmenso misterio...

A Teixido -otro de mis enclaves preferidos, si me permiten el comentario personal- conviene volver, en estas largas tardes del verano, con el corazón abierto a todo cuanto quiera decirnos el inmenso misterio que nos rodea. Y después seguir hasta Cariño, cuyo puerto, según la tradición, fue fundado por una princesa celta.

Lugar especialísimo es, a su vez, el monasterio de Caaveiro, en el corazón de las Fragas del Eume, donde la leyenda asegura que se retiraba, a pasar temporadas de meditación y reposo, nada menos que San Rosendo.

No muy lejos de allí está el monasterio de Santa María de Monfero, inmerso en uno de los grandes enclaves mágicos gallegos, a medio camino entre las tierras coruñesas que se abren al mar y las puertas de la Chaira luguesa.

El castillo eumés de Nogueirosa guarda la memoria del tiempo de los Irmandiños. Por el monasterio de O Couto, que poseyó una formidable biblioteca, pasaron, entre otros grandes personajes de diferentes épocas, eruditos como el Padre Sarmiento. Chamorro invita siempre a la invocación del milagro. La laguna de Doniños conserva la luz de las ciudades sumergidas, y sus aguas -como las de la laguna de Valdoviño- nos remiten a los versos y a la misteriosa vida del poeta Fernando Esquío. Del Torreón de los Andrade, de Pontedeume -lo único que queda de lo que antaño fue el palacio de los condes-, se decía que un pasadizo que discurría bajo tierra lo comunicaba con el ya citado castillo de Nogueirosa. El Coto do Rei, en Marraxón, vigila el océano. De Montefaro se cuenta que a sus frailes los temían los piratas. Y la sirena de piedra de Mugardos inspiró uno de los más bellos relatos de cuantos escribió Gonzalo Torrente Ballester.