Las Olimpiadas del futuro

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

01 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Estos días, cuando los ojos del mundo entero están pendientes de los Juegos Olímpicos de Tokio, permítanme a mí pensar en otras Olimpiadas distintas: en las que se disputarán dentro de unos años. En las del 2024, que serán en París. O quizás, mejor aún, en las del 2028, que, si no estoy equivocado, va a organizar la ciudad de Los Ángeles. Déjenme invocar ese futuro. O soñarlo, que es lo que le toca a quien no cuenta, entre sus escasísimos dones, con el de la profecía. Como saben muy bien todos los aficionados al atletismo, entre las mejores promesas del medio fondo español brilla hoy con especial intensidad la jovencísima Sara Bogo, la atleta del Celtíberas de Soria, entrenada por Ramón Zapata, que acaba de volver a proclamarse campeona de España sub-18 en la prueba de los 1.500 metros lisos. Atleta de excepcional calidad y de imparable progresión, Sara es la más joven abanderada de ese magnifico atletismo soriano que, de la mano de entrenadores como Enrique Pascual o como el propio Ramón Zapata, le ha dado al deporte europeo atletas extraordinarios. Entre ellos, por citar solo dos ejemplos, el maratoniano Abel Antón, todo un campeón del mundo, y el campeón olímpico de los 1.500 metros, Fermín Cacho. Pero a mí me gustaría recordar hoy, también, que Sara Bogo, aunque reside y entrena en Soria, es gallega. Concretamente, de Ferrol. Y muy unida, además, a través de su familia paterna, a la parroquia de Meirás, en Valdoviño. Es sobrina de Rocío Rodríguez Longa, que fue subcampeona iberoamericana de los 1.500 metros en Río de Janeiro, además de séptima en el Campeonato del Mundo Indoor disputado en la ciudad japonesa de Maebashi. Su madre, Vanessa Rodríguez Longa, fue también campeona de España de la misma distancia en la categoría promesa. Y, además, su padre, Juan Bogo, fue un excelente mediofondista que destacó tanto en el kilómetro y medio como en los 800 metros. A mí no me cabe duda alguna de que Sara Bogo estará en esos Juegos Olímpicos que se disputarán en un futuro que todavía no está escrito. Y por derecho propio. Porque ese futuro les pertenece, sobre todo, a ella y a todos los jóvenes del mundo. De la misma manera que a otros nos pertenece lo único que nadie podrá quitarnos, que es el pasado. Bueno, el pasado y, por supuesto, los recuerdos. Además, claro está, de todo cuanto hemos soñado.