Luz, espacios amables y agenda propia en el nuevo hospital del CHUF para oncología

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VOZ

FERROL

Dos enfermeras realizando las analíticas de primera hora
Dos enfermeras realizando las analíticas de primera hora JOSE PARDO

Hace seis meses la zona de tratamientos para el cáncer se mudó a un espacio renovado del Naval en cuyo diseño ha colaborado el equipo que la atiende

04 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La psicología del color atribuye al azul sentimientos como la simpatía, la armonía, la cercanía y la confianza. La oncóloga Laura de Paz usa este clima como ayuda a la terapia para sus enfermos y por eso en el nuevo hospital de día oncohematológico de Ferrol reina la luz, los espacios abiertos con grandes ventanales y el azul. «Es una maravilla esta claridad y que nos hayan dejado participar en la construcción del nuevo hospital», cuenta la jefa de sección de Oncoloxía del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol (CHUF). Aunque el diseño es solo una parte de las mejoras en unos espacios que usan desde hace seis meses.

Dos enfermeras administrando el tratamiento oncológico a un paciente
Dos enfermeras administrando el tratamiento oncológico a un paciente JOSE PARDO

Las nuevas instalaciones están en un ala del hospital Naval, muy cerca también de la recién inaugurada farmacia, porque se trata de servicios que deben estar siempre unidos. Estas sedes son temporales, ya que cuando se complete el primero de los edificios que se construirán con el Plan Director regresarán a la zona del Arquitecto Marcide. «Calculan que será en unos dos años y medio», explica De Paz a primera hora de la mañana en la sala de espera donde comienza la jornada en el hospital que asume el 95 % de los tratamientos oncológicos del área. Apenas unos pocos enfermos tienen que quedarse ingresados (menos de 14 ahora mismo); el resto llega a primera hora y se hace unos análisis que determinarán cuando le tocará la siguiente fase de medicación. Y ahí comienzan las novedades: «Tras la extracción se pueden ir a casa, no tienen que esperar en el hospital como antes, a veces son un par de horas, pero todos lo agradecen... Hasta pacientes de Mugardos prefieren volverse a casa a desayunar y descansar o los que están mejor se van a hacer recados o un paseo», explica una doctora que afina los procesos para ganar comodidad. «Tenemos agenda propia, cada enfermo tiene a su médico, siempre es el mismo, y al que puede llamar, yo recibo llamadas todos los días de mis pacientes», explica una oncóloga que recalca que las intervenciones o tratamientos del cáncer en el área nunca se detuvieron por la pandemia y no tienen lista de espera.

La oncóloga Laura de Paz en el nuevo hospital de día
La oncóloga Laura de Paz en el nuevo hospital de día JOSE PARDO

Sin demora en tratamientos

Las semanas más complicadas tienen una veintena de nuevos diagnósticos; las mejores menos de diez. «Cada día se reúne uno de los comités que estudian cada tipo de tumores y me encargo personalmente de llamar a los recién diagnosticados, si a veces hay alguna demora es porque nos falta alguna prueba que necesitamos», explica Laura mientras pasea por unas instalaciones por las que va saludando por el nombre de pila a los enfermos. Emocionada, se detiene ante una placa que recuerda a su gran aliada y amiga, la enfermera Nieves Loureiro Pérez, que era supervisora en el hospital de día oncológico y falleció en marzo. «Tuvimos la gran suerte de tenerla con nosotros y fue una ayuda esencial a la hora de diseñar todo esto», cuenta sobre un servicio en el que exigieron detalles como una entrada fácil, espacios para que los pacientes pudiesen estar con su acompañante, como una sala de espera con vistas despejadas, al igual que la zona de intervenciones ambulatorias.

En el Marcide queda una consulta, que atienden dos de los siete oncólogos del área. Están cerca del área de hospitalización y del nuevo edificio donde irá el hospital definitivo. Laura de Paz cuenta con un rincón donde guarda regalos como flores o muñecas tejidas a mano por sus pacientes y no esconde lo mucho que para ella significa: «Este hospital es como mi quinto hijo».