Cazadores de sombras

Alexandre Lamas PSICÓLOGO

FERROL

13 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ya bastantes años un periódico organizó un concurso de escritura en el que, en un par de líneas, tenías que describir lo más maravilloso que hubieses visto en tu vida. El premio era un viaje a Las Vegas para ver el Circo del Sol. La gente que participaba relataba lo extraordinario: el cielo estrellado sobre las pirámides de Guiza, las alturas insondables del Machupicchu, la fuerza del Atlántico sobre la fragilidad de un barco, y cosas como esas. Me animé a participar, aunque no podía rivalizar con sus historias. Lo maravilloso que yo les conté fue esto: siendo niño vi a mi padre perseguir la sombra de un pájaro por la playa porque yo le había dicho que quedaría bonita en el castillo que estábamos haciendo juntos.

Algo debí conmover en el jurado del premio porque gané. Pero, aun así, nunca he visitado Las Vegas. Las bases del concurso especificaban que el ganador se notificaría por mail y tendría cuarenta y ocho horas para contestar, si no lo hacía el premio se le daría a otro. El mismo día que se falló el certamen murió la abuela Chon. Entonces los móviles no te avisaban de la llegada de un mail, o por lo menos mi móvil no lo hacía, y yo vi el mensaje demasiado tarde.

Aquella estaba siendo una época difícil para mí. Llevaba una temporada larga sin encontrar trabajo y notaba las miradas acusadoras que se sufren en ese limbo. Me sentía fracasado. Las Vegas hubiese supuesto una pequeña victoria. Quizás un empujón en otros aspectos. A veces por las noches me pregunto cómo habría sido hacer aquel viaje, si hubiese cambiado algo. Por las noches es más fácil recordar las oportunidades perdidas, cuestionar las decisiones tomadas. Cómo habría sido seguir el camino a otras ciudades, a otras profesiones, a otros amores. En ocasiones llego a pensar en si podría vivir ahora lo no vivido. Y me lamento al saber que no se puede atrapar la sombra de los pájaros.