Triplica la tasa de alcohol permitida y acusa a un enfermero de contaminar el análisis al desinfectarle el brazo para la prueba

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VOZ

FERROL

En la fotografía, de archivo, un control de alcoholemia.
En la fotografía, de archivo, un control de alcoholemia. CESAR TOIMIL

El procesado, que fue interceptado al volante tras saltarse un ceda el paso en Ferrol, también culpa a la policía de perseguirlo

05 abr 2023 . Actualizado a las 23:27 h.

El Juzgado de lo Penal número 1 de Ferrol acogió este miércoles una larga vista por una alcoholemia. El acusado aseguró que es víctima de un triple complot para que lo condenen por conducir ebrio. Por un lado, culpó a los agentes de la Policía Local de Ferrol de perseguirlo toda la noche hasta lograr cazarlo al volante bebido; también afirmó que cuando lo llevaron al hospital a hacer una prueba para contrastar las dos realizadas por los municipales el enfermero que los atendió la contaminó con el alcohol que se usa para desinfectar la zona antes de introducir la aguja para la extracción. Y no solo eso, sino que alega también que en el hospital se rompió la cadena de custodia para esa prueba, la tercera que le realizaron en la misma noche. Por si fuera poco, la abogada mostró una queja ante la fiscala porque considera que solicita la pena máxima: tres años de retirada de carné y una multa.

Fueron casi dos horas las que duró esta vista en la que declararon los cuatro agentes locales que la madrugada del pasado 19 de marzo se toparon con el encausado por las calles del centro de Ferrol. En la primera ocasión lo vieron sentado en su coche y le advirtieron que no condujese, pues parecía estar bajo los efectos del alcohol, el hombre lo admitió y les hizo caso. Una hora y media más tarde la misma patrulla vio que un coche no se detenía ante el ceda al paso de la calle San Diego y le dieron al alto. Ahí volvieron a topárselo.

«Risotadas fáciles»

«Fue sobre las cinco de la madrugada en esa ronda que hacemos cuando ya deben cerrar los pubs para controlar que todo está bien», detalló uno de los agentes, que al igual que sus compañeros se percataron, en cuanto cruzaron un par de palabras con el acusado, de que este automovilista había bebido. «Primero por el olor, ya que al bajar la ventanilla se notaba que había consumido, después por su forma de actuar, con risotadas fáciles y tambaleándose», apuntó otro municipal que reconoció que el trato fue amable, algo que no siempre sucede con este tipo de intervenciones.

Dos miembros de esta patrulla le realizaron un primer test cuyo resultado apuntaba a una tasa de 0,71 de alcohol. Instantes después llegó el coche de atestados y le realizaron otro con un aparato calibrado médicamente y el resultado bajó al 0,68. En ese momento ya eran las cinco y media de la madrugada, según las declaraciones que se realizaron en un largo juicio en el que la abogada de la defensa trató por todos los medios de anular las pruebas. Hasta llegó a pedir la suspensión de la vista cuando ya llevaba casi una hora celebrándose.

El acusado solicitó un análisis en el hospital porque las tasas que presentaba implicaban algo más que una infracción administrativa, como los propios agentes le explicaron. Sin embargo, en el Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol las noticias fueron mucho más adversas, porque el resultado ascendió al 1,60, más del triple del máximo permitido.

En el hospital

«Estuvimos esperando en el hospital más de una hora y la policía no me dejó ni ir al baño», así explicó el encausado por conducir bebido una experiencia que comenzó la noche de un sábado y terminó después de las seis de la madrugada del día siguiente en el CHUF. 

«El acusado considera que hubo mala praxis por parte del enfermero que lo atendió, ya que se le limpió con alcohol el brazo pudiendo interferir esa sustancia en la extracción», concluyó una abogada que solicitó la nulidad de este análisis sobre el que cree que fue una prueba en la que tampoco se respetó la cadena de custodia porque algunas zonas del formulario no estaban cumplimentadas. Los agentes le señalaron que llevaban el cuño y la firma del sanitario encargado de un proceso que recordaron que es riguroso.

Portavoces del CHUF recordaron este extremo y apuntan que todas las muestras extraídas a personas en esas circunstancias en Galicia las analiza el Instituto Universitario de Medicina Legal de Santiago, que cuenta con un protocolo muy riguroso para la realización y el traslado.

Consecuencias de un tipo de positivo que implicaría perder el carné

Si se confirma el positivo en alcohol detectado en el hospital se complican las cosas para el acusado en el juicio que quedó visto para sentencia este miércoles en Ferrol. La DGT recuerda que la tasa máxima de alcohol permitida al volante es de 0,5 gramos por litro de sangre (gr/l) o 0,25 mg/l en aire espirado (menos si el carné tiene menos de un año).

Cuando el positivo en alcohol supera la tasa de 0,60 mg/l en aire espirado o 1,2 gr/l en sangre, la infracción ya no se considera administrativa y pasa a ser un delito contra la seguridad vial castigado incluso con penas de prisión por el Código Penal. En este supuesto, la pena es de tres a seis meses de prisión, multa de seis a 12 meses o trabajos para la comunidad, además de privación del derecho a conducir de uno hasta cuatro años. Cuando se retira el carné más de dos hay que volver a examinarse.

La fiscal pide para el caso juzgado ayer años de cancelación de carné, lo que implica volver a realizar la prueba teórica.