Trapicheo de drogas y prostitución en los puntos calientes del Ensanche de Ferrol

FERROL

Cámara de videovigilancia en el interior del centro comercial Porta Nova, en la Praza do Inferniño.
Cámara de videovigilancia en el interior del centro comercial Porta Nova, en la Praza do Inferniño. CESAR TOIMIL

Los vecinos reclaman mayor presencia policial para frenar la inseguridad y expulsar a las bandas que cobran a los niños por jugar o sentarse en la pista de O Inferniño

20 sep 2023 . Actualizado a las 16:34 h.

Lo vienen denunciando desde hace años los vecinos del Ensanche A: el mayor problema que acucia al barrio es la inseguridad. El panorama que dibujan es sobrecogedor, con varios «puntos calientes» y con la pista de la Praza do Inferniño como exponente del deterioro de la convivencia en la zona.

El recinto está tomado, relata el presidente de la asociación vecinal, Rafael Leira, por pandillas que se apropian del espacio público. Hasta el punto de que, describe, hasta no hace mucho exigían a los niños dinero en pago por hacer uso de ella. «Ya han dejado de cobrar por jugar en la pista, pero les cobran por sentarse en la grada», denuncia.

La presencia policial consiguió reducir «un poquito» esta práctica, pero «lo que sigue habiendo es trapicheo». Lo detectan dice, en los aseos del centro comercial Porta Nova, y también en las cercanías de algunas cafeterías. Y además, prostitución en pisos pero también, apuntan, en los baños de ese mismo complejo.

Con esta situación, la Concellería de Seguridade era la prioridad en la ronda de encuentros municipales con el gobierno local. Y la concejala del área, Pamen Pieltain, mantuvo un encuentro hace semanas con la entidad en el centro cívico Carvalho Calero. Coincidimos, aseguró Leira, en que esto «solo se arregla con presencia policial, no hay otra forma». Y la receta del Concello pasa por reforzar el control en el barrio con patrullas a pie.

Lo cierto, valora la asociación de vecinos, es que «ya lo hacen mucho más», tanto la Policía Local, como la nacional, incluso con agentes de paisano. La entidad dibuja el mapa de los «puntos calientes» del Ensanche A, lugares donde se concentra la conflictividad y la comisión de presuntos delitos.

La Praza do Inferniño es el principal. Allí, relata el presidente vecinal, denunciaron que se esconde droga en los árboles. E incluso, cuenta, en una ocasión se encontró un machete. En esa plaza grupos de personas «del barrio y de fuera, de todas las etnias y razas» tienen tomado el espacio, con adultos y muchos menores en los que «se escudan». Pero también la parte alta del barrio, «la zona del ambulatorio y más para arriba». Pero hay otros puntos «duros», como el área cercana a las vías del tren, favorecido por la presencia de maleza «donde creemos que esconden droga y demás» y donde, apuntan, «hay gente que avisa de si viene o no la policía».

Alteración de la convivencia

La tranquilidad se ve alterada no solo en espacios públicos. Y la okupación de viviendas no es en este caso el problema más acuciante. «Aquí las casas viejas están baratas. Entonces, no las okupan, las alquilan», dice en referencia a grupos conflictivos. «Y están cogiendo edificios enteros donde no hay mucho control» y el ruido y las molestias alteran la convivencia ciudadana.

Y la prostitución es una de las lacras que arrastra el barrio. «Sabemos de muchas casas, pero la policía conoce muchísimas más, y está controlando el barrio», indica, pero aduce que su labor no puede ir más allá de exigir que se cumpla la ley, «si se está montando barullo, pero poco más».

La solución pasa por «policía, policía y policía, nosotros no podemos hacer mucho más», expresa Rafael Leira, que reconoce que los agentes patrullan con frecuencia por la zona. «No nos sentimos abandonados, pero el tema es complicado y a veces perdemos la paciencia», dice, «a pesar de que lo están haciendo bien», reconoce.

Y aboga por que se organicen actividades públicas culturales y de dinamización en la plaza para ir recuperando ese espacio para los vecinos.

Las medidas: cámaras, más policía y una plaza más diáfana

Para controlar la situación, los vecinos reclaman un catálogo de medidas que empieza por más patrullas a pie por el barrio. Quieren que, aprovechando el proyecto para cubrir el parque infantil de O Inferniño, se tiren los aseos contiguos que nunca funcionaron, pero que sirven para esconder actividades sospechosas. Lo que buscan es «que se pueda ver la plaza de un lado a otro, que no haya rincones donde puedan esconderse», detalla Rafael Leira, que reclama, asimismo, que se mantenga la intención del anterior gobierno de implantar en el centro Porta Nova una oficina de objetos perdidos de la Policía Local, en busca de un efecto disuasorio con la presencia permanente de agentes en la zona.

El gobierno local tiene constancia de la situación y la concejala de Seguridade, Pamen Pieltain, muestra su preocupación. Encima de la mesa pone medidas como el refuerzo de la presencia policial, y también cámaras de vigilancia exteriores. Ya las hay en el interior del centro comercial, una de ellas enfocando, a petición vecinal, la entrada de los baños por los avisos de trapicheo y prostitución. «Lo que se puede hacer es aumentar la presencia policial y que entren más en el centro», apunta, señalando que está a la espera de activación la instalada en la terraza, y se estudia ubicar otras en el espacio público. La concejala hace un llamamiento: «Los vecinos son los que más pueden colaborar. En el momento en que vean que se está produciendo algún tipo de acto que pueda ser delictivo, que llamen a la policía», pide. Y sobre la oficina a la que aluden los vecinos dice que es una idea «muy buena», pero que supedita a un refuerzo de la plantilla policial.