Fernando Guerreiro, farmacéutico de Ferrol: «En Nochebuena cenaré en la farmacia con mi mujer y mi hija mayor»

F. Fernández FERROL

FERROL

JOSE PARDO

Le toca hacer turno de guardia esta noche en su botica de la calle Galiano y hasta la mañana de Navidad

24 dic 2023 . Actualizado a las 01:06 h.

El farmacéutico Fernando Guerreiro pasará esta Nochebuena trabajando, en su botica de la calle Galiano. Le toca hacer guardia entre las diez de la noche de este domingo y las nueve de la mañana del día de Navidad.  Pero no estará solo: «Mi mujer me va a acompañar y cenaremos los dos en la farmacia, probablemente también con mi hija mayor, estaremos los tres aquí tan ricamente». Parece casi contento cuando lo cuenta, o quizá más bien resignado: «Como en cualquier profesión sanitaria, uno asume que las guardias forman parte de nuestro trabajo. Yo estaría encantado de la vida de no tener que hacerlas, pero es parte de mis obligaciones como farmacéutico», aclara. De hecho, añade, no será la primera vez que la familia pase la Nochebuena en la botica: «Ya tenemos algo de experiencia, traeremos todo preparado para que aquí tengamos lo más parecido a una cena de Nochebuena».

Guerreiro tiene a ocho trabajadores en plantilla y, como es el jefe, podría encomendarle el turno a cualquiera de ellos, pero «lo hago yo, porque las noches de guardia no suelen ser, salvo contadas excepciones, especialmente agitadas y, a partir de determinada hora, ni te interrumpe el teléfono, con lo cual se trabaja muy a gusto, y así aprovecho para poner orden en papeles, para generar pedidos, para cosas que en el día a día no puedo hacer porque me va comiendo lo urgente», explica.

Tras la cena de Nochebuena, la familia se irá a casa y Fernando se quedará a solas, aguardando que alguien llame al timbre. Y, mientras espera, se echará un rato en el sofá reclinable que tiene en la trastienda de la botica, «pero no me llego a dormir porque estás pendiente de si suena el timbre, aunque algo descanso y escucho la radio».

Por obligación legal, las farmacias cierran sus puertas a las diez de la noche. Si alguien llama al timbre, «se atiende a través de lo que llamamos guardiero, es como un cajetín blindado para evitar un contacto directo con la persona que está fuera». Guerreiro asegura que algún susto sí se ha llevado durante una de esas guardias nocturnas: «Aunque estoy muy tranquilo detrás de un cristal blindado, sí he vivido alguna situación violenta con algún drogadicto o gente que viene un poco alterada, se ponen muy nerviosos, muy agresivos, pero nunca han llegado a provocar ninguna falta de seguridad».

Fernando lleva 38 años como farmacéutico y «si dios quiere, por la edad que tengo, igual ya no me vuelve a tocar otra guardia en Nochebuena» celebra.