De la poesía

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

24 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Estos mismos días, que son los de la Navidad, acaba de ver la luz el poemario Palabras de amor, que Hermenegildo Franco, Gildo, ingeniero de formación y humanista convencido, publica en una muy cuidada edición de autor, para la que ha elegido el seudónimo de Darío Caruncho. Un seudónimo que, en cualquier caso, no logra esconder la verdadera identidad del escritor, puesto que los versos de Gildo Franco son todos, del primero al último, inconfundibles. Yo ya conocía muchos de esos versos, esa es la verdad. Y un par de poemas suyos los tengo, de hecho, guardados en una versión que está, en gran medida, manuscrita. Pero me ha alegrado mucho, y especialmente en estas fechas tan señaladas, ver su libro publicado. En primer lugar porque, como la historia nos demuestra, los libros, a pesar de su aparente fragilidad, tienen una habilidad especial para viajar a través del tiempo; y, en última instancia, porque Gildo Franco, poeta de especial hondura que ha pasado la mayor parte de su vida escribiendo para sí mismo, es un autor necesario, cuya obra no puede permanecer oculta ante el público, ya que sus poemas, de una belleza y una intensidad que invocan lo mejor de nosotros mismos, nos invitan a contemplar el infinito y a hermanarnos —sin miedo alguno— con la lejanía. Son versos que nos animan a transitar un valioso, y a menudo muy olvidado, camino: la senda que nos permite viajar a través de nosotros mismos.

(Por cierto: estoy recordando que Gildo, no hace mucho, me comentaba, tomando café, que Ferrol es una ciudad muy proclive a la poesía. Y así es, sí. De hecho, Ferrol siempre ha sido una maravilla).